Paseando por playa de las Américas en el sur de Tenerife, una isla de las siete Islas Canarias, cuando son aproximadamente las once de la mañana, la tristeza invade tu cuerpo observando las calles vacías, sin turistas felices, no están los proveedores descargando furgonetas o camiones para surtir a los cientos de negocios. No están los comerciales buscando aparcamiento para visitar a los diferentes restaurantes para ofrecerles grandes ofertas de vinos o carne fresca, servilletas, vasos, marcas de cerveza o cualquier infinito producto.
Luego buscas cualquier terraza que todavía está funcionando para sentarte y tomar un cortado, mientras repasas las noticias del periódico si está libre obviamente. Pero hoy lees que el Gobierno de Canarias, vuelve a dejar entrar a los clientes o personas en los interiores y sientes que los políticos son unos bocazas, porque las noticias de salud por lógica deberían decirlas los profesionales de la medicina.
¿De qué va todo esto? Esto va de escribe lo que sea y que las ovejas con cuerpos de humanos estén entretenidas en las redes sociales, especialmente en el feisbuc arreglando el mundo, porque no tienen nada mejor que hacer, son más falsos que el euro ruso, o demostrando que estamos confiados, acomodados, incrédulos, pero los más peligrosos son los expertos con perfiles anónimos que están quemados y escriben aquello que les da la Real gana. Están quemados porque han sido casi totalmente legales y están viendo cómo el mayor tiempo de noticias, está para los catalanes con Pedro Sánchez o los piques de políticos mutuamente y sin importar el partido que sea, porque la cuestión es entretener día tras día, minuto tras minuto, segundo tras segundo, con ellos y ellas, con ministros y ministras, que hasta la Ministra de Igualdad actual, Irene Montero vacila con sus “Todas, todos y todas”, porque sabe que todavía no explota el cerebro y hasta el momento comemos de aquella forma hasta los cocos. ¿Qué te voy a contar que tú no sepas?.
Estimado lector, gracias por regalar un poco de tiempo leyendo, el tesoro más valioso del ser humano, el tiempo pasa y jamás volverá.
Por: Juan Santana.
