Por María de la Luz.
Pantaleo el Terribile era una especie de vagabundo al que su mal carácter y mala idea le jugaban malas pasadas. Los vecinos lo mantenían a distancia y solo lo buscaban para que hiciera algunos trabajos de los que todo el mundo rehuía. A pesar de que gracias a él el pueblo se mantenía limpio de bichos y alimañas, recibía un despreciable trato por parte de los vecinos. Cansado de su miserable vida y para vengarse de las burlas y humillaciones de sus congéneres, ideó un macabro plan, se abocó a la tarea de inundar el pueblo de ratas, precisamente lo contrario del trabajo que siempre le encomendaban a cambio de unas migajas de comida. Pasó algunos meses alimentando los nidos y ocultándolos hasta que estalló la sobrepoblación de enormes roedores hambrientos de espacio y comida. Entonces todos, llenos de pavor acudieron a él y le hicieron maravillosos ofrecimientos a cambio de que acabara con aquella terrible situación. Pantaleo sabiendo que no cumplirían su promesa, acabó con la feroz plaga tendiéndoles trampas, para cuando terminó ya no quedaba ningún habitante del pueblo. Los había usado como cebo.
