Noticias Tenerife Qué es eso llamado Ataque de Pánico? II

Qué es eso llamado Ataque de Pánico? II

En el artículo anterior hice referencia a que indico una serie de ejercicios, los cuales resultaban tan importantes como la terapia misma.

De ellos hablaremos, dando detalles del porqué se indican y para qué sirven.

Durante el tratamiento de estos casos, he notado una serie de aspectos en la conducta, los pensamientos (racionalizaciones), la sintomatología y las sensaciones (lo sensitivo) que estaban alterados y que, de alguna manera, contribuían a que el problema se mantenga. Verán que a medida que los voy describiendo, todos están entrelazados, retroalimentándose mutuamente, y eso sostiene un círculo vicioso, que a su vez produce el ataque de pánico.

Comencemos con las conductas.

El sujeto deja entrever en su relato que está muy pendiente de lo que sucede en torno suyo. Esto no sería un problema, si no fuera que está al servicio de alimentar lo que internamente le sucede, pues luego estará muy atento respecto a que pasa en su psique y en sus sensaciones.

Tiene también conductas evitativas, que lo llevan a no enfrentar el problema.

Aquí la tarea a realizar es conseguir desenfocar la atención del sujeto sobre estas cosas. Para lograr esto se le indica una serie de ejercicios que buscan en un principio modificarle el punto de atención, reemplazándolo por varios puntos diversos. El fin último será que ya no tenga un punto fijo que atender, y que aquello que vea forme parte del paisaje. O sea naturalizar su permanencia en ambientes extraños o ajenos a su ambiente familiar, sin que sean una amenaza.

Les doy un ejemplo. El sujeto ingresa a un ambiente en el cual hay poca gente, se sienta y comienza a leer un libro, lo cual lo lleva a no percatarse que de a poco se comienza a llenar de gente el lugar. Cuando se da cuenta, esto le produce inquietud, e inmediatamente comienza a prestarle atención al mínimo cambio que pueda haber en su persona, léase aceleración del ritmo cardíaco, sudoración, accesos de calor. Pueden ser más síntomas, pero es uno el que dá el comienzo del proceso que desemboca en el ataque.

Tomemos por ejemplo el sentir calor. Si esto sucediera en verano, sería perfectamente normal atribuirlo a eso, y con sacarse algo de ropa que pueda estar generándolo, ya se solucionaría. Y si esto no alcanzara, debería buscar acomodarse en un lugar más fresco. Pero esa atribución no se dá. Lo primero que se piensa es que está comenzando el ataque.

A esto se agrega que el sujeto espera una persona importante, por una reunión trascendental. Esa persona llega, lo ve, y le dice que lo espere allí que enseguida vuelve. Y lo que pensó que sería una espera de 10 minutos, se va convirtiendo en una gran espera, que lo hace poner más nervioso . Fíjense que aquí confluyen varias aspectos, que al abordarlo al sujeto de manera casi simultánea, lo lleva al comienzo de la crisis, impidiéndole pensar con claridad. La resultante es que recoge todas sus cosas rápidamente, y se aleja del lugar.

Lo interesante en esta clase de situaciones es la imposibilidad de racionalizar, pues si fuera así, la persona con salir a tomar aire fresco cuando comienza a acalorarse, y por ahí tomarse una bebida fresca, y distraerse, bastaría para mitigar lo que él piensa que podría ser el comienzo de otra crisis.

Este ejemplo nos demuestra entre otras cosas la imposibilidad del sujeto de hacer caso a las directivas dadas por el terapeuta, pues esto que relato sucedió con uno de mis consultantes.

Por eso es tan dificultoso a veces trabajar estos casos.

Nos encontramos al sujeto en una situación casi cristalizada, donde cambiar conductas y pensamientos es arduo. Se logra, pero lleva tiempo, paciencia y nunca bajar los brazos, ni aun cuando se entre en una meseta, donde veamos que no logramos desatascarnos, y no se va ni para atrás ni para adelante.

Los pensamientos. Estos están fuertemente relacionados con las sensaciones.

Como decía antes, se siente calor, y el sujeto no logra pensar en la posibilidad que el calor ambiental sea el responsable.

Que cabalga primero en estas situaciones? Pues bien, en general son las sensaciones físicas o alguno de los sentidos los que activan los pensamientos.

Uno de los ejercicios que indico es que la persona ingrese en algún negocio (banco, tienda, supermercado) observando todo, pero en un momento, ya dentro del establecimiento, detener su mirada y atención en un punto específico. Luego de un tiempo, desplazar la mirada hacia otro sector y hacer lo mismo. Y además les pido que registren atentamente qué sensaciones físicas sienten. Si hay cambios, o no.

Por momentos deben además ver que sucede alrededor de ellos, y prestar también atención a sus signos corporales. Estas prácticas sirven para que paulatinamente el sujeto pueda controlar su cuerpo y su mente, que es exactamente al revés de lo que estaba sucediendo en ese momento.

Recuerdo que esta persona que estaba en consulta, fue mejorando de a poco, hasta que pudo estar rodeado de multitud de personas sin problemas ni pánico, en situaciones en las cuales le era imposible salir, sin que se fuera desalojando paulatinamente el lugar.

Otra de las cuestiones a las que no deben perder de vista es que, el hecho de que mejoren, no quiere decir que está ganada la guerra. No al menos hasta que el psicoterapeuta lo indique. Al principio se trata de entrenar para ganar pequeñas refriegas, luego grandes batallas, y al final, la guerra. Esta aclaración es debido a que muchas veces ante el menor asomo de mejoría, quieren interrumpir la terapia, o la interrumpen. Yo siempre les hago la comparación con el tratamiento de una infección con antibióticos. El médico indica tomar la medicación cada 12 horas, durante 5 días, pero yo al sentirme mejor al tercer día, interrumpo la toma. Lo que sucede es una recaída y posible sobreinfección, agravando el cuadro.

En terapia pasa lo mismo, pues esas interrupciones logran que hayan recaídas, y pérdida de fe en las herramientas adquiridas hasta ese momento. Si tienen alguna consulta o sugerencia el correo de contacto es [email protected]

Serfilippo, Horacio Alejandro Gabriel.

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