Por Juan Santana.
Buen día siempre estimado lector, ¿Cómo nos encontramos en este preciso momento?. En mi caso personal, estoy en lo alto de una montaña de La Palma, cuando son las ocho y media de la mañana del 15 de Agosto 2.018, Día de la Patrona de Canarias, La Virgen de la Candelaria, pero también es día de celebraciones de infinitos cumpleaños, guerras por el mundo, hambre, enfermedades, sufrimientos de todo tipo y alegrías obviamente y sin entrar en más detalles. Cuando preguntan, ¿Eres creyente?, escuchamos diferentes respuestas, “Soy creyente pero no practicante, creo en Dios pero no en los curas ni en la Iglesia, los curas son esto o aquello, algo tiene que haber y muchas más”. Estoy convencido, que las personas no creyentes en nada ni en nadie, no son de fiar.
Muchos conocidos, amigos y familiares no dejan de sorprenderse cuando escuchan que decimos, “Llevamos veinte años visitando cada 15 de Agosto a La Virgen de Las Angustias en Tazacorte, Municipio de la Isla de La Palma, una isla más entre las Siete Islas Canarias, pertenecientes a España, aunque están más cercanas al continente africano”. Serían 21 años visitando a Las Angustias, pero un año estuve en Candelaria, Tenerife y a pesar de ir en bicicleta desde Santa Cruz hasta la Basílica, casi me asfixio. Otra anécdota, es que siendo de Gran Canaria, solamente he visitado dos o tres veces a la Virgen del Pino, en Teror, pero….esto es lo que hay. Confieso ser un creyente y aunque muchos presuman de no creer en Dios, son practicantes del buen rollo y practicar el buen rollo, es llevar a Dios dentro de nosotros, pero esto es difícil comprender, especialmente por los más egoístas subidos, es decir, los del ego subido.
¿Qué más da decir que somos o no somos creyentes?, ¿Sube o baja el precio de la gasolina?. ¿Qué más da que quiten el Monumento a Franco en España?, ¿Subiría o bajaría el precio del tomate?. Nos comemos mutuamente nuestros cerebros, con los datos programados a través del tiempo, desde el primer minuto que salimos del vientre de la madre que nos parió, aunque dicen los más expertos, que incluso dentro del vientre de nuestras madres, ya estamos escuchando y aprendiendo hablar o expresarnos…seguro que será verdad. Son tantas cosas incomprensibles, pero cada uno está en su sitio y cuando observamos que la misma Reina de España Leticia y su suegra, compran Lotería de Navidad, mi cerebro comienza a darse unas comederas de coco incalculables, porque no logro entender, como los mismísimos reyes son capaces de comprar billetes de lotería. ¿Nos están vacilando?, ¿La avaricia no tiene límites?, puede ser, porque Undangarín, es un puro ejemplo de la bobería.
Estima lector, gracias por regalarme un poco de tiempo leyendo, porque el tiempo es el tesoro más valioso del ser humano, el tiempo pasa y jamás volverá. A pesar de los pesares, por mucho sentimiento y creencia en Dios, el Diablo, siempre está dentro de nosotros.
