Desde el año 2010, la Fundación ha realizado más de 70 actuaciones en el municipio, en las que se incluye el rescate, atención veterinaria y acogida de especies foráneas potencialmente dañinas para la biodiversidad local y la salubridad, un listado en el que aparecen serpientes del maizal, boas constrictor, tarántulas o titís, además de diversos reptiles, aves, especies de tortugas y arácnidos.
El convenio de colaboración con el ayuntamiento, incluye la retirada de especies foráneas potencialmente peligrosas, la reubicación de especies amenazadas procedentes de tráfico ilegal o abandonadas como consecuencia del comercio irresponsable de mascotas exóticas, así como el alojamiento de ejemplares no reubicables y fomentar la educación ambiental y la investigación. Un programa de rescate que ha sido declarado de utilidad pública por Orden Ministerial.
Para aquellas personas que tengan una especie exótica y que no puedan mantenerla o atenderla, la Fundación Neotrópico se encarga de recogerla y buscarle un lugar de acogida, solo con una llamada al 112 y sin coste. “No hay excusa para abandonar a un animal que, además, puede suponer un riesgo para nuestro ecosistema”.
La Fundación
La Fundación Neotrópico realiza, desde el año 2000 y en el ámbito europeo, labores de rescate y rehabilitación de ejemplares de fauna procedentes de contrabando o tráfico ilegal y decomisados por las autoridades competentes (inspectores de Aduanas, Seprona de la Guardia Civil, Policía, etc.) En Canarias, también retira rápidamente del medio urbano, rural y natural especies foráneas potencialmente peligrosas y que podrían asentarse en el Archipiélago.
Estos animales proceden del comercio de mascotas exóticas, son abandonadas o se fugan de sus alojamientos, o bien del transporte voluntario e involuntario asociado al tránsito de mercancías a través de puertos y aeropuertos de las Islas. Entre ellas, se encuentran especies foráneas que potencialmente ponen en peligro la integridad de la naturaleza canaria, de los cultivos y de la población humana.
La mezcla de especies de fauna y flora producidas por el transporte de especies exóticas, unido a la destrucción del hábitat, son las mayores causas de extinción a nivel mundial en los últimos 200 años. El tráfico ilegal de especies supone un peligro en los países de origen, al retirar efectivos necesarios para asegurar la viabilidad de las poblaciones naturales, y en el país de destino, al convertirse en especies invasoras que pudieran ser portadoras asintomáticas de enfermedades o parásitos y transmitirlos, incluso, a la población humana.
