El anclaje y conexión de la tubería submarina del buque cisterna se perdió en una maniobra, por lo que se solicitó la ayuda del Instituto Español de Oceanografía para su localización y apoyo en la recuperación.
Tras realizar una cartografía de alta resolución, seis horas de rastreo con el ROV Liropus y una compleja operación para amarrar el anclaje a 130 metros de profundidad, se ha podido recuperar el sistema.
El equipo de científicos, técnicos y tripulación a bordo del buque oceanográfico Ángeles Alvariño, perteneciente al Instituto Español de Oceanografía (IEO) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), dependiente del Ministerio de Ciencia e Innovación, ha asistido al buque cisterna que está trabajando para abastecer de agua a las plataneras de la zona de Puerto Naos (La Palma) en la localización y recuperación de un anclaje que se había extraviado durante una maniobra.
La operación comenzó el pasado 21 de octubre, cuando la empresa encargada de la instalación del sistema de abastecimiento de agua solicitó, a través de la Dirección General de Agua del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITERD) la intervención urgente del Instituto Español de Oceanografía para localizar el anclaje y la conexión de la tubería submarina del buque cisterna.
Gracias al vehículo submarino ROV Liropus se inspeccionó visualmente la zona en la que se perdió el anclaje, según la información suministrada por la empresa, además del talud, hasta cotas de 240 metros de profundidad. Tras seis horas de rastreo, se concluyó que el anclaje pudo desestabilizarse y caer por un pequeño cañón submarino y llegar a otra zona. Por ello, el equipo de geología marina del IEO a bordo del Ángeles Alvariño optó por realizar una batimetría de muy alta resolución con la que tratar de localizar el anclaje o al menos acotar las posibles zonas de búsqueda.
Una vez se procesaron los datos, se definieron tres posibles puntos en los que podría encontrarse el anclaje en función de las morfologías cartografiadas, la impedancia acústica y las posibles trayectorias que habría seguido la estructura de acuerdo con la pendiente.
En el primero de los puntos muestreados se localizó la estructura y se procedió a su recuperación, una compleja operación para amarrar el anclaje, situado a más de 130 metros de profundidad, con el vehículo submarino y gracias al trabajo en cubierta de la tripulación del Ángeles Alvariño.
Tras dos días de operación, el equipo científico retomó sus trabajos frente al delta de lava para la caracterización físico-química y biológica de la columna de agua y el cartografiado diario del avance de la lava en profundidad que realiza el Instituto Español de Oceanografía en el marco del proyecto Vulcana (Vulcanología Canaria Submarina).
El buque Ángeles Alvariño del IEO-CSIC llegó a La Palma el pasado 17 de octubre para continuar con el trabajo realizado en una campaña previa por el ‘Ramón Margalef’ en el marco de la erupción volcánica. Un equipo de oceanógrafos, geólogos y microbiólogos estudia cómo puede resultar afectado el ecosistema marino ante la llegada de lava al océano, tanto en el hábitat bentónico (el ligado al fondo), como en el pelágico (ligado a la columna de agua).
Para ello, realizan nuevas cartografías del avance del delta lávico en el océano; y toman muestras de agua a diferentes profundidades -tanto fuera del perímetro de exclusión, como a escasos metros de la colada gracias a los drones del equipo Seadrons del Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía (ICMAN-CSIC). El vehículo submarino ROV Liropus 2000 les permite tomar muestras de roca, gases, fauna y agua e imágenes de alta definición con las que caracterizar, no solo el avance de la lava en el mar, sino su impacto en los hábitats bentónicos.