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Oscar Izquierdo | Ilusión en Tenerife

Ilusión en Tenerife

Cuando se habla de nuestra isla en positivo, destacando sus éxitos en cualquier ámbito, parece que tenemos que pedir perdón, por un malentendido complejo de ser denominados insularistas.

No gusta que Tenerife tenga o recupere el protagonismo regional, que nunca debió perder, por la torpeza de algunos políticos, autodenominados nacionalistas que, en las últimas cuatro décadas, la abandonaron, pensando que era su finca particular, que no hacía falta cuidar o mimar, buscando, en cambio, réditos electorales, principalmente en la isla de enfrente, donde dieron todo y más, obteniendo como respuesta ciudadana, el rechazo en las urnas, donde, por cierto, siempre fracasaron.

Lo que pasó, es que Tenerife, se quedó sin oxígeno, perdiendo fortaleza económica, liderazgo y presencia social. Quedándose al margen en la ejecución de las obras de infraestructuras básicas, que si fueron haciéndose en las demás islas del Archipiélago.

Eso se tradujo en un abatimiento en todos los órdenes, que tenía y sigue manteniendo su reflejo, en las colas y los atascos permanentes en nuestra red viaria, con un territorio totalmente desvertebrado.

Es urgente cambiar esa tendencia, que parece un maleficio. Es la hora de recuperar lo perdido, de encontrar soluciones a los problemas que acogotan nuestro desarrollo, poniendo sobre todo valentía, orgullo y ganas para levantar, lo que nunca se debió haber caído, nuestra dignidad, que no es otra cosa que la consideración, aprecio o valoración de lo nuestro.

Han intentado quitárnosla, precisamente los que siempre se han definido, engañosamente y por motivos estrictamente electorales, como valedores de lo nuestro, pero no han podido, porque Tenerife es una isla para crecer, reconstruyendo el ánimo, para sentir con pundonor, la necesidad de avanzar, haciendo valer el honor y la satisfacción de proclamar alto y claro nuestro sentimiento chicharrero.

En estos días, ya han salido los puristas o carantoñeros del poder, por cierto, no hay que obviar, que siempre son los mismos, con nombres y apellidos, que se adaptan al pesebrismo del poder, cual camaleones, alertando que el enfrentamiento deportivo entre los dos equipos de futbol capitalinos podía avivar ese insularismo, al que tanto temen, sencillamente, porque pondría en evidencia la desigualdad de desarrollo económico y social, que se está dando en nuestra Comunidad Autónoma, donde siempre sale perdiendo nuestra isla.

Con alegría, hay que felicitar al C.D. Tenerife, por devolver la ilusión. Falta un paso difícil, pero posible, que puede ser de gigante. El triunfo ante la U.D. Las Palmas, permite seguir soñando, como un hecho que ha supuesto un punto de inflexión, en la autoestima de toda la ciudadanía.

Todavía falta subir el último escalón, para llegar a la Primera División del fútbol español, que tiene que ser el premio a una temporada de trabajo, esfuerzo y merecimiento. Todos estamos esperanzados en conseguir el objetivo final, cada vez más cercano y que llevamos años persiguiendo, aunque siempre con la incertidumbre, de no dar nada por ganado, hasta jugarse el último minuto.

Hay optimismo en la calle, ánimo en que se puede conseguir, deseo de estar en el grupo de los grandes y confianza en el equipo, por la fortaleza que ha demostrado, levantándose con ahínco después de cada derrota y demostrando que todo es posible, cuando se quiere y se ponen las ganas para lograrlo.

Ya se puede valorar lo alcanzado como un triunfo obtenido, que tiene que llegar a su colofón. Como decía Luis Miguel Ramis, entrenador del C.D. Tenerife, antes del partido en Las Palmas, “somos un equipo duro como el hormigón y competitivo”, dos bazas imprescindibles para el éxito. Ya lo han demostrado suficientemente, ahora hay que rematarlo.

Qué bueno es vivir el entusiasmo que nos ha traído el deporte.

Oscar Izquierdo

Presidente de FEPECO

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