El remolcador, que atravesaba el Atlántico desde inicios de octubre, fue asaltado por el Grupo Especial de Operaciones a 980 millas náuticas al noroeste de las Islas Canarias.
Los diez tripulantes de la embarcación han sido arrestados por un delito de tráfico de estupefacientes.
Agentes de la Policía Nacional, en una operación conjunta con la Agencia Antidroga Americana (DEA) que ha contado con la colaboración de la Armada Española, han interceptado una embarcación que ocultaba cerca de 1.400 kilos de cocaína. El remolcador, de nombre Breath, llevaba navegando en aguas del Atlántico desde inicios de octubre y ha sido asaltado por el GEO a 980 millas náuticas de las Islas Canarias. Los diez tripulantes de la embarcación han sido arrestados como presuntos responsables de un delito de tráfico de estupefacientes.
La operación se enmarca en la lucha constante de la Policía Nacional contra las organizaciones internacionales dedicadas al transporte de droga, vía marítima, desde las costas sudamericanas con destino a Europa. Tras varias gestiones, los agentes tuvieron conocimiento de una embarcación que atravesaba el Atlántico y que podría transportar un cargamento de droga en su interior. El remolcador había partido desde Turquía con rumbo a Sudamérica, frente a cuyas costas alijó la sustancia estupefaciente en alta mar sin llegar a entrar en ningún puerto y teniendo como destino final España.
Los policías establecieron un dispositivo conjunto con la Agencia Antidroga Americana (DEA) y localizaron la embarcación a unas 980 millas náuticas al noroeste de las Islas Canarias.
Colaboración de la Armada Española
Con la autorización de las autoridades de República de Moldavia, país de pabellón del remolcador, se llevó a cabo el abordaje por un equipo de asalto del GEO de la Policía Nacional. Para ello se solicitó la colaboración de la Armada Española que fletó una embarcación para el transporte de los agentes hasta alta mar.
Los agentes hallaron en la cubierta del navío numerosos paquetes de cocaína envueltos en tela de rafia, de un peso aproximado de más de 30 kilos cada uno. Los fardos estaban atados entre sí, preparados para arrojar al mar en caso de urgencia. Además se procedió a la detención de los diez tripulantes de la embarcación -de nacionalidades turca, ucraniana, georgiana y búlgara- y a la intervención de diversos terminales satélite, ordenadores portátiles, dispositivos de navegación y diversa documentación que podrían estar relacionados con la investigación.