La dopamina sube por todos lados
El sábado jugó nuevamente el Real Madrid y abrieron una gran pancarta los aficionados por los ucranianos, pero no puedo mentirme a mismo, no podemos mentirnos a nosotros mismos, porque la gran mayoría del planeta no está sufriendo de la misma forma, porque no estamos viviendo la misma historia. En mi caso personal, el sábado seis de marzo de éste 2.022 cuando llegué a casa, donde único miro los mensajes del móvil, encontré la foto original exclusivamente para éste periódico enviada por el colaborador Gascón con la gran pancarta del Real Madrid.
Descubro que estuve unas horas sin recordar a los pobres ucranianos, aunque llegaba del Mercadona y están controlando el aceite de girasol y durante unos segundos Ucrania pasó por el cerebro. No podemos mentirnos a nosotros mismos, como los ignorantes qué gritan a los cuatro vientos, diciendo que “Somos todos iguales” y cada vez que encuentro a un ignorante enterado mayor de edad diciendo que todos somos iguales, tengo que soltarle el mismo sermón, “Hay gordos y flacos, ricos y pobres, sanos y enfermos, humildes y envidiosos y así hasta el infinito y más”.
Que conste que todos tenemos un grado de ignorancia o de ignorantes y digo ignorantes sin ánimos de insultar, pero insisto de que “Mentirse uno mismo es de Ignorantes al máximo nivel”. Todos o casi todos los que estamos lejos de una guerra, obviamente estamos a favor de la paz, pero si nos encontramos en el caso de cualquier guerra como los ucranianos, sería otra cosa mariposa.
En fin, que llevamos un tiempo de subidas de dopamina natural increíble, porque cuando estábamos acercándonos al final de las mentira del Covid, comenzó esta historia que es la misma de todos los tiempos, con conquistadores y conquistados, es decir, “Desde la era cavernaria, los humanos no hemos cambiado y seguimos siendo los mismos (escriba usted el adjetivo). Estimado lector, gracias por regalar un poco de tiempo leyendo, el tesoro más valioso del ser humano, el tiempo pasa y jamás volverá.
Juan Santana.
