Agentes de la Guardia Civil pertenecientes al Puesto de Santa Cruz de Tenerife recibieron aviso a través de la Central Operativa Compleja (COC) de la Comandancia, comunicando que un vecino de la localidad de Radazul había avistado lo que pudiera ser una tortuga cerca de la costa.
Cuando los agentes se personaron en el lugar exacto descrito por el ciudadano alertante, efectivamente pudieron observar a unos 100 metros del espigón, lo que parecía ser una tortuga. Una vez comprobado con los prismáticos, apreciaron que la misma presentaba algo blanco que le rodeaba el cuello y que posiblemente pudiera tratarse de una bolsa.
Ante la duda de que la tortuga pudiera encontrarse herida pero con vida y con el objetivo de actuar lo más rápido posible, uno de los agentes decidió desprenderse del uniforme reglamentario e introducirse en el mar para rescatarla. Una vez consiguió alcanzarla, observó que la misma presentaba un profundo corte en el cuello.
Tras acercarla a la orilla, pudieron comprobar que la tortuga no respiraba y que estaba muerta.
Dentro del Plan de Acción Español contra el tráfico Ilegal y el Furtivismo Internacional de Especies Silvestres, donde se establece la prioridad en la conservación de especies de fauna y flora amenazada, los agentes hicieron todo lo humanamente posible para rescatar a la tortuga con vida.
En cumplimiento de la normativa establecida, se activó el protocolo estipulado de hallazgo de especie protegida por el Convenio sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres al tratarse de una tortuga “Boba” (tortuga Caretta), que se encuentra en peligro de extinción.