En la noche del martes 16 de abril, la unidad de ambulancia del Servicio de Urgencias Canario (SUC) acudió por primera vez a la plaza de La Concepción de La Laguna, donde se encuentra el campamento de la huelga de hambre de “Canarias Se Agota”. La intervención médica fue necesaria debido a un caso grave de hipoglucemia en uno de los huelguistas, que llevaba seis días sin comer.

La persona fue estabilizada y se espera que la presencia de equipos médicos se haga cada vez más frecuente a medida que avanza la huelga.

El estado de salud de los huelguistas, según los manifestantes, “parece no ser una preocupación para el Gobierno autonómico ni para el presidente Fernando Clavijo”, quien aún no ha encontrado tiempo en su agenda para abordar las demandas del colectivo, que incluyen, una ‘ecotasa’ para los turistas, la regulación efectiva de la vivienda, la implantación de una moratoria turística, la creación de asambleas vinculantes y la paralización de proyectos como el hotel de la Tejita y el macroproyecto Cuna del Alma, ambos en el sur de la isla tinerfeña.

El colectivo “Canarias Se Agota” sostiene que el Gobierno, como principal organización social, debería proteger a su ciudadanía y establecer un diálogo con ellos para atender sus demandas y necesidades, especialmente en una situación de extremo peligro como una huelga de hambre. Sin embargo, hasta la fecha, Clavijo no ha respondido a estas demandas.

A pesar de que varios políticos han afirmado en los últimos días que se debe establecer un “diálogo sereno”, los huelguistas aún no han tenido la oportunidad de mantener este debate. Los acampados de esta protesta dieron al Gobierno un plazo de diez días para escuchar sus demandas, y aunque cada vez más personas muestran su apoyo a la causa, seis de ellos ya han pasado más de 160 horas sin comer, y contando.

“Nuestros cuerpos ceden, pero nuestra entereza y nuestra voluntad es inquebrantable. No pararemos hasta que se alcance nuestro objetivo, que no es más que la posibilidad de un futuro para una Canarias ya muy agotada”, aseguran los acampados. Ahora, la salud y el destino de los huelguistas penden de un hilo muy fino, “y solo la inacción política puede romperlo”. Agregan.