Estoy grabando un trabajo musical con la hija José Luis Barbuzano de la Administración de Lotería de El Palmar, que está estudiando en Madrid y la forma de pago, es un queso al mes, a veces trae dos quesos de cabras muy buenos. El pasado jueves José Luis dice, “Juan, tengo una mala noticia, falleció Isabel la mujer que hacía los quesos”. Llevo dos semanas de racha, matan a Miguel en Tenbel, luego a Carlos de Gomera Producciones y ahora Isabel y su marido, con los tres tengo alguna relación. ¿Será para contarlo como un pequeño homenaje?. Como decían los japoneses cuando el Tsumani, “Las cosas pasan porque tienen que pasar”. Estimado lector, gracias por regalar un poco de tiempo leyendo, el tesoro más grande del ser humano, el tiempo pasa y jamás volverá.
Me pongo en contacto con una amiga de San Miguel, que tiene toda la información del Municipio, para pedirle el favor de que comparta toda la información que pueda y comparto sus palabras enviadas por correo personal y aprovecho para dar las gracias de parte los lectores y la mía propia. Sin más preámbulo, copio y pego sus palabras…..
“La pobre señora y su marido muere a manos de su hijo y aunque es impactante, no es sorprendente. Un eclipse de sangre, donde la maldad, la muerte y el destino se alinean. Esta mujer lucho y dio la vida por quien se la arrebató. Conozco la novela y como la novela de García Márquez: Historia de una muerte anunciada. Cuando a casa entra lo prohibido sale lo legal. Una familia con tres hijos donde (como en tantas otras) uno de ellos sale del camino familiar y cual regalo es envuelto en papel toxico que le hace daño, su camino tortuoso arrastra a sus padres que cuales campeones anónimos luchan sin descanso, sin renuncia y con el sueño de retorno, cuales equilibristas lo intentan todo trabajando intensamente en la Quesería La Orquilla, convirtiéndola en referente del pueblo, pero sin permitirse disfrutar del triunfo pues se deslizan en la infelicidad de no poder compartir la dicha con el hijo “del otro camino”.
Personas sencillas con las puertas abiertas para cualquiera que llegáramos por la vereda hasta la orilla del barranco, ese barranco que cual profecía era testigo de sus vidas, cual mal presagio observaba esa profundidad oscura que se avecinaba. Las buenas personas no importan como mueran pues su corazón siempre dormirá con los buenos. Quien se adueñó de sus vidas será reo de la suya. Es un triste drama familiar, como en muchas familias por un hijo tóxico”.
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