La entrada de la empresa de transporte bajo demanda Uber en la isla de Tenerife el pasado 15 de junio ha generado un debate acalorado entre aquellos que ven en esta nueva opción de movilidad una oportunidad para mejorar el transporte turístico y quienes la consideran una “competencia desleal y problemática” para el sector del taxi.
Con operaciones en cuatro municipios del sur de Tenerife, incluyendo el Aeropuerto Sur Reina Sofía, Uber ha sido recibido con cierto rechazo y malestar por parte de los taxistas, quienes ven amenazada su posición en el mercado.
La demanda de transporte en Tenerife supera la oferta existente, especialmente en zonas altamente concurridas por turistas, como el Siam Park o el Siam Mall, donde largas colas de visitantes esperan bajo el sol durante horas para conseguir un taxi.
El gremio de taxistas asegura que cumplen con su trabajo, pero se ven retenidos por el tráfico al regresar a su municipio de origen donde pueden recojer pasajeros, dejando a los turistas perplejos al ver unidades dejando a personas y marcharse vacías sin recoger a nuevos pasajeros de las largas colas.
En ese sentido, la movilidad urbana se erige como un aspecto clave en la experiencia de los visitantes en cualquier destino turístico. En este caso particular, los turistas se ven directamente afectados por una peculiaridad normativa que dificulta la prestación de servicios de taxi en la región. La restricción que impide a los taxistas de un municipio tomar pasajeros en otros territorios parece ser la causa principal de la molestia e inconformidad que manifiestan los visitantes.
Por un lado, desde la perspectiva de los taxistas locales, esta restricción responde a una regulación que busca proteger sus intereses y derechos exclusivos para operar dentro de su municipio. Estas medidas han sido instauradas con la intención de salvaguardar la estabilidad del sector y garantizar que los profesionales del volante de cada localidad puedan mantener sus fuentes de ingreso. Sin embargo, esto ha llevado a una compleja situación en la que los turistas se enfrentan a dificultades para movilizarse entre distintas áreas.
Por otro lado, para los visitantes, resulta difícil comprender la lógica detrás de esta normativa, especialmente en un contexto en el que la movilidad es fundamental para aprovechar al máximo su estancia. La sorpresa de los turistas al observar cómo los taxis de otros núcleos no toman nuevos pasajeros genera incomodidades que repercuten directamente en su percepción de la calidad del servicio y su experiencia general durante el viaje.
Las multas cuantiosas asociadas a la infracción de esta norma que podría superar los 1,000 euros también actúan como un factor disuasorio para los taxistas, quienes temen las consecuencias económicas de operar fuera de los límites establecidos. Este temor, junto con la falta de flexibilidad en las regulaciones, da lugar a una dinámica donde los turistas pueden encontrarse con dificultades para encontrar un taxi dispuesto a llevarlos a su destino deseado, especialmente si este se encuentra en un municipio vecino.
Los turistas nacionales que llegan en horarios nocturnos también han experimentado dificultades para encontrar taxis disponibles en el aeropuerto. Si bien el gremio de Taxis en Granadilla asegura cumplir con sus guardias nocturnas, la situación persiste, generando insatisfacción entre los usuarios.
Ante esta situación, muchos turistas y locales han optado por probar Uber como una alternativa más rápida y cómoda, incluso a pesar de su mayor costo, ya que la empresa ofrece servicios de alta gama con sus vehículos Uber Black.
Sin embargo, no todas las experiencias con Uber han sido positivas, como se ha evidenciado en nuestra reciente valoración de comentarios o las reseñas de la aplicación. Aunque en el caso de la app, estas quejas son de nivel mundial y las valoraciones positivas tanto de la app como del servicio superan en número a las negativas.
Uber ha defendido su presencia en la isla, afirmando que su objetivo es responder al crecimiento de la movilidad en Tenerife y que beneficia tanto a los usuarios como al resto del sector del transporte. La compañía asegura cumplir con los requisitos legales y proporcionar trabajo en canarias con un servicio seguro y de calidad basado en la tecnología y la transparencia.
Por su parte, el sector del taxi reclama una regulación más estricta y equitativa para Uber y otras plataformas similares, argumentando que operan bajo licencias VTC que no están sujetas a las mismas normas y limitaciones que las licencias de taxi. Lo que los taxistas consideran una competencia “desleal e ilegal” aun cuando la cantidad de operarios de la multinacional es significativamente inferior en comparación al gremio de la isla.
El conflicto entre Uber y el taxi en Tenerife no es una novedad, ya que se suma a una serie de enfrentamientos ocurridos en otras ciudades españolas y en todo el mundo, donde la entrada de Uber ha supuesto un desafío para el modelo tradicional del transporte urbano.
La solución a esta controversia parece residir en encontrar un equilibrio adecuado entre la innovación que representa Uber y una regulación que proteja los derechos e intereses tanto de los usuarios como de los trabajadores del sector del transporte. De hecho, en el caso de Granadilla de Abona, a finales del pasado mes se anunciaron coordinar futuras reuniones entre la alcaldesa Jennifer Miranda y representantes de AENA en la búsqueda de soluciones de esta problemática.
Por su parte, Lope Afonso, vicepresidente primero en el cabildo y encargado del área de turismo, acción exterior y relaciones institucionales, aseguró desde su precampaña medidas específicas para impulsar al sector del taxi en Tenerife estableciendo un equipo de trabajo integrado por administraciones públicas, representantes de AENA, cuerpos de seguridad del Estado y miembros del sector del taxi. El objetivo de esta iniciativa sería desarrollar y aplicar medidas efectivas para poner fin al problema del intrusismo en el ámbito del transporte de taxis, con especial énfasis en las áreas cercanas a los aeropuertos.
En ese sentido, es necesario abordar las preocupaciones legítimas de los taxistas sobre la competencia y trabajar en un marco normativo que garantice la seguridad y la calidad del servicio, al tiempo que se fomente la innovación y la mejora del transporte en Tenerife.
En última instancia, el objetivo debería ser proporcionar a los usuarios una variedad de opciones de transporte que satisfaga sus necesidades, brindando una experiencia positiva tanto para los turistas como para los habitantes locales, mientras se asegura que todas las empresas de transporte operen dentro de los marcos legales y reglamentarios establecidos. Solo a través de un diálogo constructivo y un enfoque colaborativo será posible alcanzar un consenso que beneficie a todos los involucrados en la movilidad de Tenerife.