La didáctica lección del activista propalestino fue el plato fuerte de la primera jornada del programa de formación del festival.
El director israelí Avi Mograbi, galardonado este año en el XI Festival y Mercado Internacional de Cine Documental de Guía de Isora MiradasDoc con el premio Mirada Personal por su trayectoria como documentalista, impartió este lunes una clase magistral a cerca de un centenar de estudiantes de los ciclos formativos de audiovisuales de tres centros de enseñanza secundaria de Canarias. Con un lenguaje claro y didáctico, este activista por los derechos civiles de los palestinos y de otros grupos humanos de su país explicó a los jóvenes asistentes cuáles son las claves técnicas e incluso “filosóficas”, según sus propias palabras, de su trabajo como cineasta.
A la clase magistral de Mograbi asistieron junto al público general también estudiantes del programa DocExprés, una de las facetas de la actividad formativa del festival isorano, que dio comienzo precisamente este lunes. Los alumnos que asistieron a la masterclass provienen de la especialidad de audiovisual de los institutos de enseñanzas medias de La Guancha y Ofra (en Tenerife) y de Las Palmas de Gran Canaria.
Entre explicaciones de índole técnica, proyecciones de cortometrajes dirigidos por él y una desmenuzada descripción de la realidad política de Israel y del pueblo palestino como colectividad sometida por ese país, el realizador planteó reflexiones profundas sobre el desarrollo de la actividad de documentalista: “Si te ves como testigo de una situación de emergencia durante el desempeño de tu profesión –explicó–, ¿qué debes hacer? ¿Soltar la cámara y ayudar a una persona a salvar su vida o grabar la escena para que la conozca todo el mundo?”.
Esta y otras cuestiones fueron abordadas por el israelí, un izquierdista confeso que reconoció ante el grupo de estudiantes que denunciar una situación concreta, como un acto de represión del Ejército de Israel contra una familia palestina a la que se le impide, por ejemplo, pasar un check point para ir al hospital, no pone remedio a la escena que rodó, ni siquiera a las causas que la motivaron, y, sin embargo –y paradójicamente–, le sirve a él para obtener fama como realizador comprometido.
“Un documentalista puede ser una mosca en la pared –continuó en otra parte de su intervención–: mira lo que sucede, nadie lo ve y es insignificante, pero otras veces es una mosca en la sopa: interviene en lo que ocurre en el documental y es parte importante de lo que se narra”. Esto ocurre, por ejemplo, en uno de sus cortos de la colección Details, en el que el director grita, insulta y reprende desmedidamente a unos soldados israelíes por no abrir una valla para que un grupo de niños palestinos pueda regresar a sus casas. “No se crean –aclaró– que haciendo lo que acaban de ver soy un héroe: yo soy ciudadano israelí y a mí un soldado no me puede tocar; pero si un palestino hace lo que hice yo, la historia sería muy distinta”.
Una de las tareas más difíciles para Mograbi fue hacerles comprender a estos jóvenes sin apenas formación política cuál es la complejísima realidad de Israel y del pueblo palestino. No obstante, entre corto y corto lo intentó con este ejemplo: “Imagínense que Tenerife es invadida por Marruecos, que el Ejército de Marruecos viene a la isla y controla todos los movimientos de la población de Tenerife, pone puntos de control y decide si te deja pasar o no a otra ciudad a ver a tus amigos o a estudiar o ir al médico; imagínense que el Gobierno y el Parlamento de Canarias están a las órdenes del Ejército de Marruecos y que ese ejército hace todo lo posible para que ustedes dejen de vivir aquí…”.
Asimismo, el director recurrió a uno de los mitos intocables del sionismo para construir una afirmación que podría ser calificada de herética por sus compatriotas: Sansón, que es el héroe por excelencia en el imaginario de Israel, murió al derribar las columnas del templo de los filisteos en una última acción contra sus enemigos que provocó una brutal matanza. Sobre este mito de la Antigüedad, Mograbi afirmó que “Sansón se comportó exactamente igual que un terrorista suicida árabe: se quitó la vida para provocar una matanza entre sus enemigos”.