En una conmovedora primera edición del “Camino de Santiago por la Vida,” un proyecto piloto con aspiraciones de perdurar en el tiempo, la Fundación Carrera por la Vida – Walk for Life ha dado un paso firme en su misión de apoyar a quienes enfrentan el cáncer de mama y promover la detección precoz de esta enfermedad.
La presidenta de la Fundación, Brigitte Gypen, enfatizó que “haber llegado al inicio del Camino de Santiago ya es un logro, independientemente del trayecto,” resaltando así la valentía de las personas que han recibido un diagnóstico de cáncer de mama y han atravesado tratamientos oncológicos.
La Fundación Carrera por la Vida – Walk for Life, una iniciativa solidaria inscrita en el Registro de Fundaciones Canarias bajo el número 349, se dedica a atender las necesidades de las personas y las familias afectadas por el cáncer de mama. Además, se esfuerza por crear conciencia sobre la importancia de la detección temprana de esta enfermedad, cuyo impacto en la sociedad es innegable.
En esta primera edición del “Camino de Santiago por la Vida,” la Fundación reunió a un grupo de 30 participantes, incluyendo a mujeres afectadas por el cáncer de mama y a sus acompañantes o aliados.
El lema de este emotivo evento, “El camino es la meta,” subraya que la victoria no está en la competencia ni en la lucha, sino en la convivencia, el compartir tiempos y experiencias, y la creación de lazos entre las personas afectadas por el cáncer y sus seres queridos. Este sentimiento de comunidad es el verdadero triunfo del camino, según la Fundación Carrera por la Vida.
Además de promover la solidaridad entre los participantes, el “Camino de Santiago por la Vida” también se propuso concienciar a los peregrinos que se cruzaban en su itinerario sobre la importancia de la detección temprana del cáncer de mama y el cumplimiento de las citas para mamografías periódicas.
Asimismo, se buscó visibilizar la supervivencia a esta enfermedad y abogar por un mayor apoyo económico y recursos médicos para la investigación. Numerosos peregrinos se acercaron a brindar su apoyo a esta marcha solidaria, interesándose por la enfermedad y los proyectos de la Fundación, y compartiendo sus propias experiencias personales y familiares con el cáncer de mama.
La Fundación Carrera por la Vida, con plena conciencia de las necesidades y particularidades de las personas que participaron en el “Camino de Santiago por la Vida,” se aseguró de proporcionar un sólido apoyo asistencial y diseñó un trayecto adaptado en colaboración con la empresa canaria Viajes Guiatur, experta en el Camino de Santiago.
Este emotivo viaje constó de seis etapas que abarcaron más de ciento veinte kilómetros, desde Sarria, en Lugo, hasta Santiago de Compostela, siguiendo el Camino Francés. Para la fundación, el compromiso y apoyo inquebrantable del Ayuntamiento de Adeje resultaron cruciales para este proyecto. “El Ayuntamiento no solo colaboró en el soporte asistencial, sino que también aportó dos técnicos municipales que se unieron al grupo, junto al concejal José Antonio López Delgado, responsable de Igualdad y Diversidad”.
Como parte de la preparación para el “Camino de Santiago por la Vida” y en línea con su enfoque en promover hábitos saludables, la Fundación promovió talleres de marcha nórdica a lo largo del año.
Esta actividad física utiliza bastones especialmente diseñados para adaptarse a la forma natural de caminar y tiene beneficios en el control del linfedema o inflamación del brazo afectado por el cáncer de mama.
Además, se proporcionaron talleres sobre el equipo necesario, el calzado adecuado y las prácticas recomendadas durante el camino para garantizar las mejores condiciones para el ejercicio. A lo largo de la semana de duración del itinerario, se documentó la convivencia y las experiencias de los participantes, con la intención de crear un documento audiovisual que refleje estas vivencias y las historias de superación que surgieron en el camino.
Para la Fundación Carrera por la Vida, este “Camino de Santiago por la Vida” no solo fue un viaje físico, sino también un espacio de encuentro entre personas en situaciones similares, una herramienta de sensibilización, un punto de encuentro para familias y apoyos, y una prueba irrefutable de que el cáncer de mama se puede superar. En palabras de la Fundación, “el camino es la meta,” y esta experiencia lo demostró de manera conmovedora.