Los miembros del Comité de Centro de la Central Térmica de Granadilla reunidos con carácter de urgencia en el día de ayer, acordaron iniciar un encierro indefinido en la central térmica de Granadilla en apoyo a la negociación del V Convenio Marco de Endesa y en contra del cierre de las centrales térmicas. De la misma forma CCOO, UGT y SIE comenzaron el pasado martes, 22 de octubre, un encierro en la sede de Endesa de Las Palmas de Gran Canaria, el Edificio Woermann.
Delegados y delegadas de las secciones sindicales de CCOO, UGT y SIE comenzaron el pasado martes, 22 de octubre, un encierro en la sede de Endesa de Las Palmas de Gran Canaria, el Edificio Woermann. La movilización coincide con el cumplimiento de la primera semana desde que comenzó el encierro de los tres secretarios generales de las secciones sindicales en la principal sede de Endesa, en Madrid. Además de en Canarias, estos encierros se han extendido por todos los territorios donde opera Endesa y principales centrales. Además de en Madrid y Las Palmas de Gran Canaria, hay actualmente encierros en las sedes de Endesa en Barcelona, Sevilla, Zaragoza y Palma de Mallorca, y en las centrales de As Pontes (La Coruña), Andorra (Teruel), Litoral (Almería) y Compostilla (León), las cuatro amenazadas de cierre.
Los encierros tienen su origen después de que la dirección haya persistido en el chantaje a la plantilla con propuestas que suponen una mayor precariedad laboral, mayores recortes de derechos e incremento de mermas económicas. Todo ello, denuncian los tres sindicatos, en un contexto de magníficos resultados económicos y reparto de dividendos a los accionistas de la compañía española, perteneciente desde 2007 al grupo italiano Enel.
Tras más de dos años de negociaciones infructuosas con la dirección de Endesa, las acciones sindicales comenzaron en 2018 con la irrupción de delegados de las tres secciones sindicales en eventos clave de Endesa, como la presentación de la Liga Endesa –que ya no se celebra en las instalaciones de la empresa- y protestas ante el despacho del director de Recursos Humanos, el italiano Andrea Lo Faso. Ha habido multitudinarias manifestaciones que han sumado entre todas más de diez mil personas, delante de la embajada de Italia en Madrid y coincidiendo con la celebración de las Juntas Generales de Accionistas de 2018 y 2019. El pasado 12 de abril de 2019, la plantilla se sumó de forma mayoritaria a una huelga convocada por las tres secciones sindicales.
Para CCOO, UGT y SIE, estos dos largos años de negociación han servido para quitarle la máscara a la dirección, que se presentó a ella con equívocas propuestas de modernización y flexibilidad. El paso del tiempo ha demostrado que solamente buscaban un mayor beneficio para la empresa y los accionistas a costa de las condiciones laborales y los derechos de la plantilla que lo hacen posible.
Menosprecio y prepotencia
Para las tres secciones sindicales, la actitud de la dirección de Endesa es de total menosprecio hacia los trabajadores y las trabajadoras y su talante frente a la posibilidad de alcanzar un consenso, prepotente. En una reunión de la semana pasada con los tres secretarios generales, Andrea Lo Faso alardeó sin tapujos de su posición de fuerza con una postura inaceptable para los sindicatos: o se convierten en brazo ejecutor cómplice que liquide sus compromisos con el personal jubilado y prejubilado de la compañía (más de 26.000 personas en toda España, en torno a 1.500 en Canarias), o no habrá convenio para los activos.
De hecho, la dirección de Endesa está ejecutando ya la sentencia la Audiencia Nacional del pasado mes de abril desestimando las demandas del colectivo de pasivos –pendiente de recurso en el Tribunal Supremo-, por la cual se les eliminaba un descuento en el consumo eléctrico estipulado en el convenio como salario en especie. Por ello, y dado que actualmente no soporta ningún coste económico del personal jubilado, su actitud negociadora es entendida solo desde quien ejecuta unas prácticas negociadoras basadas en la extorsión y el chantaje y a las que desde las secciones sindicales se oponen frontalmente.
CCOO, UGT y SIE consideran que acceder a las imposiciones de la dirección sería una doble traición. Por un lado, a los trabajadores históricos de Endesa y a la historia de la compañía. Por otro, a los que en el presente, con su trabajo, son los artífices de los resultados que tan buenos dividendos están suponiendo para los accionistas. Las tres secciones sindicales de Endesa exigen un convenio colectivo justo para los activos (sería el quinto convenio marco en la historia de la compañía desde la fusión de Endesa en 1999) y rechazan desviar la negociación e intereses de los trabajadores a cálculos y componendas de un tema judicializado.
Los sindicatos acusan también a la dirección de mala fe negocial, lo que ya fue denunciado por el Ministerio de Trabajo en enero pasado. Por todo ello, dada la extrema gravedad de estas circunstancias, se han adoptado estas medidas extraordinarias. Así será, manifiestan, hasta que la dirección cambie su actitud y presente propuestas viables, respetuosas y dignas con el buen hacer de los trabajadores y los resultados de la compañía.