La Institución insular recuerda que las trampas para ratones deben usarse en espacios cerrados y no en azoteas o cultivos.
Es muy importante no tratar de despegar al animal de la trampa, cubrirlo en el mismo sitio con una caja o toalla con cuidado, y esperar a que lleguen los técnicos del Centro de Fauna.
El Cabildo de Gran Canaria recibe al año en su Centro de Recuperación de Fauna Silvestre cerca de 250 búhos chicos heridos, ya sea tras intoxicarse con rodenticidas o por atropello cegados por las luces de los coches, y otros víctimas del pegamento para ratones, como el caso del último ejemplar que llegó cubierto por este adhesivo y que finalmente murió por sus heridas y su avanzada desnutrición.
El búho chico es un ave rapaz que durante el día permanece oculto y de noche despliega sus alas para surcar el cielo con sigilo en busca de presas para alimentarse. En su plumaje predominan los tonos pardos, posee unas largas y móviles orejas, y en su rostro resaltan unos imponentes ojos anaranjados capaces de captar cualquier movimiento en plena oscuridad.
Se trata de una especie protegida que se alimenta de pequeños y medianos vertebrados como ratas, ratones, y lagartos, anida en los árboles, y su hábitat se concentra en zonas de pinar o arboladas, e incluso en núcleos urbanos.
Además de hermosos, los búhos chicos ejercen de controladores biológicos de las poblaciones de roedores, por ello es importante que la ciudadanía sea consciente de las consecuencias del mal uso de estas trampas, y de los beneficios que supone la supervivencia de estas rapaces para la sociedad.
El mal uso del pegamento para ratones puede originar heridas muy graves a estas rapaces e incluso la muerte ya que en el momento de apresar su comida, que permanece inmóvil en la trampa, quedan ellas atrapadas, y en el intento de zafarse se cubren por completo de este adhesivo.
Por este motivo, el Cabildo advierte a la ciudadanía del peligro que entraña el incorrecto uso de pegamento para ratones y recuerda que su empleo debe realizarse en espacios cerrados y no a la intemperie en azoteas o cultivos para así evitar que se convierta en una trampa para las aves.
El último ejemplar de búho chico insular estaba muy mal herido, había perdido gran parte de su plumaje, y presentaba signos de desnutrición, por lo que los veterinarios concluyeron que el animal permaneció varios días agonizando en la trampa, y a pesar de los intentos por salvar su vida, a las pocas horas pereció.
Al encontrar un búho chico herido hay que llamar al Centro de Recuperación de Fauna Silvestre al 928 35 19 70 o al 112. Por precaución y bienestar del animal, es importante no tratar de despegarlo de la trampa, simplemente hay que cubrirlo en el mismo sitio con una caja o toalla con cuidado para que esté tranquilo, evitar darle de comer y beber, y esperar a que lleguen los técnicos del Centro de Fauna Silvestre del Cabildo de Gran Canaria, que se encargará de cuidarlo y reintroducirlo en su hábitat.