La Isla cuenta con 63 presas que son reserva de un bien tan preciado como es el agua y que ha servido de abastecimiento durante décadas.
Las infraestructuras de reserva hidráulica han supuesto un gran avance para el desarrollo socioeconómico de la Isla.
Si por algo se caracteriza La Gomera es por sus paisajes. Su abrupta orografía, con interminables y profundos barrancos, han servido para construir infraestructuras que aprovechan al máximo los recursos naturales que se dan en ella. Es el caso de las presas, embalses o galerías de la Isla. Infraestructuras que, con el paso del tiempo, han sido de gran avance para el desarrollo socioeconómico de la Isla.
La Gomera cuenta con 63 presas distribuidas por toda la geografía insular que recogen el agua, tras las precipitaciones, y la mantienen en sus paredes para su aprovechamiento en la agricultura, a través de la distribución por la gran cantidad de tuberías que se encuentran en su interior.
El presidente del Cabildo Insular de La Gomera, Casimiro Curbelo, señala que gracias a estas infraestructuras, se ha podido mantener los paisajes tan singulares de bancales o plataneras que conserva La Gomera. “Hay presas que son auténticas obras de arte y que se encuentran en zonas estratégicas de la Isla, lo que deja ver que hace más de 50 años, cuando se construyeron las mismas, estudiaron la geografía y el enclave donde hacerlas, intentando dañar lo menos posible el entorno de la zona”, destaca.
La infraestructura de reserva hidráulica más antigua de La Gomera es la Presa de Los Cocos, situada en el Barranco del Cabrito, en San Sebastián de La Gomera. Data de 1913 y lo que más llama la atención por su material de construcción; mortero de cal. Tiene 18 metros de altura de cauce y un contrafuerte sobre un promontorio rocoso que la hace espectacular, máxime cuando se encuentra ubicada dentro de un barranco abrupto sin carreteras, lo que incrementa su valor histórico y cultural.
Todas las presas anteriores a 1950 fueron de titularidad privada, por lo que no es de extrañar que se utilizara la mampostería para ello, puesto que era el material más utilizado en la construcción en aquel momento. Cabe recordar que la Isla apenas tenía conexión con el exterior y era casi imposible la obtención de otros elementos de albañilería. Ejemplo de ellas son las de Antoncojo (1920); Tapahuga (1933), La Dama (1944), Benchijigua (1947), Cascajo (1947). Cada embalse fue realizado piedra a piedra que transportaba cada trabajador por los interminables y sinuosos barrancos, lo que supuso, desgraciadamente, el fallecimiento de alguno de ellos.
A partir de la segunda mitad del siglo XX, comienzan a construirse las primeras presas de titularidad pública para comenzar a recoger el agua de las numerosas precipitaciones que se registraron. Este hecho tuvo su explicación en el Instituto Nacional de Colonización (INC), un instrumento de la política agraria del régimen de Franco mediante el cual se llevó a cabo la realización de grandes obras hidráulicas hasta que se completó la transformación de las tierras en regadío. Con ello, se quería evitar volver a incurrir en una reforma agraria que resultara antieconómica, como hasta 1950 había sucedido.
La primera construcción de estas infraestructuras públicas se registró en la presa vertedero Llano de la Villa (1952), siguiéndole las presas de mampostería de Garabato (1953), Palacios (1954), Izcagüe (1957), La Palmita (1958), La Quintana (1961) y Liria (1967). Cada infraestructura fue construida con el cuidado que requería el entorno en el que se encontraba. Además, se dio la circunstancia de que una presa abastecía a otra. Es el caso de las presas de Palacios e Izcagüe, situadas en San Sebastián, pues llama la atención que al llenarse la primera, pasa agua a la segunda para así llenar la de Chejelipes.
Esta última fue realizada en 1970 y fue una mezcla entre hormigón y mampostería. Cada vez que llueve en la capital gomera y corre agua en el barranco, se convierte en un reclamo de los vecinos el hecho de visitar esta presa. Impresiona ver la presa rodeada de cañadas de agua que bajan de las montañas así como verla rebosar y sentir la fuerza con la que brota el agua de la misma para bajar a gran velocidad por sus paredes y culminar en el barranco.
Se trata de una tradición que es casi una rutina para todas las familias gomeras. Escenas que se repiten en otros municipios aunque, debido a la gran cantidad de almacenamiento de las presas, algunas no logran llenarse todos los años y es difícil ver estas estampas. La presa de Almalahuigue, en Agulo, fue la última que se construyó en la Isla (en 1983) y la que más agua puede llegar a almacenar con 950.000 metros cúbicos. Los vecinos solo recuerdan verla rebosar en tres ocasiones, siendo una imagen que tienen guardada con especial cariño en sus retinas.
Anteriormente, hablábamos de titularidad pública y titularidad privada, y es que la subsistencia de los gomeros se basó, durante décadas, en la agricultura y la ganadería. Plantaciones de trigo, tomates o plátanos eran la alfombra de la Isla y, obviamente, tenían que nutrirse de agua. Había años de sequía y años de abundante agua, pero no podían esperar a si llovía o no para depender su economía, por lo que comenzaron la construcción de embalses que garantizaran el agua todos los meses e, incluso, varios años.
Lo que comenzó como una necesidad, se convirtió en la mejor forma de abastecer a la población de la Isla de un recurso tan escaso como es el agua. Para distribuir el agua hasta las fincas, las instituciones públicas comenzaron a crear una red de riego, mediante tuberías, con el fin de controlar, administrar y suministrar el agua que necesitaban para sus cultivos. Por ello, no es de extrañar encontrar numerosas tuberías a lo largo de toda la geografía insular.
No se entendería el avance socioeconómico de la Isla sin las infraestructuras hidráulicas con las que cuenta la misma. Por ello, desde el Cabildo Insular de La Gomera junto al Consejo Insular de Aguas de La Gomera (CIAG), promueven numerosas iniciativas para dar a conocer la importancia de las infraestructuras en la historia de la Isla. Entre ellas, destaca las realizadas cada año, con motivo del Día Mundial del Agua, el 22 de marzo, como son las ponencias o exposiciones en torno a las infraestructuras, o la realización de excursiones al interior de las presas entre los más pequeños, así como charlas educativas sobre la necesidad del ahorro en el consumo del agua.
Además, el CIAG, en su página web (www.aguasgomera.es), tiene un mapa interactivo con el que cada persona que quiera conocer más sobre las infraestructuras hidráulicas, barrancos, depósitos o cuencas, solo tiene que hacer clic sobre el mismo y ya aparece toda la información existente.