Por Jesús Millán Muñoz | Debo confesar que durante décadas quise publicar artículos de opinión, como un género literario más. Nunca se me ofreció esa oportunidad hasta que vino Internet.
Llevo poniendo letras electrónicas en varios medios, ya casi once años. En este tiempo he numerado cinco mil artículos, cuatro mil quinientos publicados en distintos medios digitales o periódicos, pero el sueño, quizás un sueño de siempre, -un sueño imaginario, quizás irreal-, pero que volvió a la mente y conciencia, volvió otra vez, mi sueño era publicar en periódicos artículos de opinión, en uno de audiencia nacional, si es posible moderado, sea de un color o de otro, pero moderado… en estos años he llamado muchas veces, a esas puertas. No ha sido posible…
Ya, ya estoy perdiendo la esperanza. Llevo juntando palabras, que es como los profesionales de la literatura-escritura llaman, sí llaman así, o lo piensan o sienten, a aquellos que consideran que no tienen valor suficiente sus palabras, ideas, frases, no tiene suficiente belleza, ni suficiente profundidad. Bueno, llevo juntando palabras desde la adolescencia media, desde los trece o catorce años, quizás antes. Llevo más de cinco décadas juntando palabras y verbos y substantivos y adjetivos con ideas y si es posible con realidad. Entiendo el articulismo como un género hibrido entre literatura y filosofía y algo de periodismo o información.
Siempre he querido publicar en un periódico nacional, artículos de opinión, ningún otro oficio dentro del periodismo me ha interesado. Quizás, quizás por ese enigma y atractivo de las cosas escritas, algunas imágenes. Quizás, porque todos los escritores que han sido en esta sociedad, todos han escrito en periódico y periódicos. Hay y ha habido decenas de miles de articulistas. Yo, yo también soy uno, modesto. Aunque nunca he cobrado ni una peseta, ni un euro… en/con ninguno de esos cinco mil artículos…
Pero siempre he deseado ser columnistas, de esos que publican tres o cuatro a la semana, no de esos de uno cada quince días, o, uno cada semana. No, sino tres o cuatro a la semana. Porque siempre he pensado que eso obliga a bucear en multitud de temas, eso obliga a equivocarte, eso obliga a hacer una crónica-historia de la realidad bajo tu propia interpretación, una Busca del Tiempo Perdido, que es lo que he escrito ya de Umbral, si juntasen todos los artículos que ha escrito, quizás veinte mil, o seleccionasen quince mil, es una crónica como la de Proust pero de Madrid. Invito a que lo hagan… También aplicable a otros, a muchos. Al final, eso hacen los articulistas hacer una crónica en trozos, una crónica enorme de su paisaje exterior e interior… De su corazón y de otros corazones…
Pero ya estoy perdiendo la esperanza. Llamo a las puertas, sea por carta postal y curriculum, sea por correo electrónico y curriculum a tantos y tantas. Especialmente, de la prensa nacional, pero también de provincias. A algunas puertas en estos años, ya han tocado mis dedos muchas veces. Sólo pido una entrevista. Que se me abra la puerta a una entrevista, para proponer a la persona responsable e interlocutor, para proponer la posibilidad de redactar artículos de opinión.
Durante años pensé, que no me abrían esa posibilidad porque era joven y era de provincias. A mitad de la vida, pensé que ya no se me daría esa oportunidad, en el atardecer de la existencia, me digo a mi mismo, para conformarme ya es que tengo mucha edad, ya estoy con el pie en la vejez. Da lo mismo, llevar más de cinco décadas juntando palabras, juntador de palabras, para descifrar trozos de la realidad, trozos de real. No busco la fama, ni la notoriedad, ni influir en nadie, ni defender a nadie. Sólo escribir y publicar para un periódico nacional, tres o cuatro piezas cada semana. Si de todas formas, si esto se me permitiese, creo que duraría poco tiempo dicha posibilidad. No sé, cómo estará mi salud y mis circunstancias y situación dentro de unos meses o años… Creo que no daría mucha lata, durante mucho tiempo…
En estos años y lustros y décadas, he visto cómo se han ido incorporando figuras, cómo otras que nacieron han ido floreciendo y brillando y haciéndose gigantes, muchas como han ido languideciendo, otras muchas ya saben si existe Dios o no saben si existe Dios… pero ha sido un sueño… un sueño pequeño o grande o mediano que uno ha tenido siempre, ser escritor y juntador de palabras, mezclando realidad y alguno de los géneros de la literatura más filosofía, en este entronque o invento del columnismo y articulismo de opinión…
Me hubiese gustado vivir de ello, eso que decía Cossio, hermano del famoso, en Valladolid a Umbral, hacer un artículo por la mañana para desayunar y otro por la tarde, para merendar –decía otra cosa, permítanme, que tenga la posibilidad del cambio, cambiamos ideas heredadas-. Creo que la idea era “uno, por la mañana para comer, otro por la tarde para beber”.
Bueno, no sé, no sé, porqué he escrito este artículo con este tema. Teniendo en cuenta lo pudoroso que soy como persona, con mis pensamientos, con mi interioridad. O, quizás, si lo sé. Porque sé, que dentro de mí, se está alejando la esperanza, de que un periódico nacional, me contrate, dándome dineritos, para publicar tres o cuatro artículos cada semana. Ya, ya estoy perdiendo la esperanza, que un periódico nacional me abra un despacho para otorgarme una entrevista, para mi modesta persona exponerles que deseo publicar artículos de opinión en su medio. Igual que lo han hecho cientos de escritores de este terruño en estos dos siglos y medio. Internet y sus empresas deberían permitir que te enviasen a cuántas personas y correos has enviado en los diez últimos años… así e verían a cuántas puertas has llamado…
Pero me temo que será otro sueño, de tantos que he tenido, que tampoco se cumplirá… No tengo padrino, no puedo bautizarme –aunque esto no es exacto teológicamente, parece ser-. Paz y pan y pax y bien…
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