Cuando vamos en guagua, nos encontramos películas basadas en hechos reales como aquel día que en una parada sube una madre con su hijo y la tarjeta estaba sin dinero, la madre mira en su bolso y tampoco tiene dinero y el conductor los mira y su mirada decía, “Lo siento no pueden viajar”. Sentí pena, pero ya era tarde, tenía que haberlos llamado y pagarles el ticket a Las Galletas desde Los Cristianos y así sería la buena acción del día, pero es tarde para dar marcha atrás. El chófer tal vez podía haberse arriesgado a llevarlos, pero si llega un inspector, el marrón sería para dicho conductor lógicamente. También recuerdo aquel hombre conocido que iba caminando por La Laguna y cuando nos saludamos, me dijo, que iba al Tanatorio caminando, porque no tenía un puto euro y iba al duelo de su misma madre. Aquí si pude alcanzarlo hasta el Tanatorio y darle 10 € aunque sea para que tomara un desayuno y luego pudiera volver en tranvía a La Laguna.
O el padre que tocó en mi casa a las 6:30 de la mañana todavía sin salir el sol, para pedirme leche y galletas para su hijo, porque estaba limpio, es otro recuerdo lindo en la historia de mierda vida. Le dejé lentejas, dos paquetes de leche, galletas y 50 € porque tenía algo encima, pero además hablé con él con todo el amor del mundo, porque conozco muy bien a este hombre sano, pero con una mala racha. Le dije, cuando me veas por la calle, saluda sin problema, sin miedo, sin tener vergüenza de la situación, porque verás que tu vida cambiará y cuando había pasado más de un año, llega a casa con un coche sencillo y con su hijo, para devolverme todo aquello que le había dejado. Cada persona es un mundo cargado de alegrías y sufrimientos, todos tenemos nuestro libro con infinitas páginas más o menos interesantes, según quién, como, cuando y dónde. Lo decía el escritor León Tolstói cuando afirmaba que el que ayuda a los demás se ayuda a sí mismo. Y es que desde tiempos ancestrales ayudar a los demás ha sido y es fundamental para que el ser humano llegue a ser lo que hoy es, aunque no podemos mentirnos a nosotros mismo, porque hay casos dónde has dado todo y alcanzas palos.
Es mejor intentar ser buena persona y los que tenemos mucha experiencia, sabemos que ser bueno, no es fácil, es muy difícil. Estimado lector, gracias por regalar un poco de tiempo leyendo, el tesoro más valioso del ser humano, el tiempo pasa y jamás volverá.
Por: Juan Santana.