Por Nando Herrera.
Estimados y queridísimos lectores…
Debo contarles como siento porque desde esta primera entrega ya el camino, que comenzamos con este primer programa, se siembra de piedras.
Me siento feliz y positivo en primer lugar ya que considero que la actitud es una decisión y no una consecuencia o efecto.
Aún asi he de confesar que me sentí decepcionado cuando deseaba realizar un grata entrevista sobre un local situado en un maravilloso lugar, a escasos metros del mar y en un entorno veraniego, acorde al momento del año que vivimos y en definitiva un restaurante del que tenía grandes expectativas.
Nos dirigimos a las Galletas, a su marina, donde un paseo por su muelle invita a visitar cualquiera de sus restaurantes y siendo uno de ellos nuestro destino, repasaba la entrevista en mi memoria visualizando posibles escenarios y escenas. Una vez allí y tras haber disfrutado del idílico escenario de esta localidad del sur de Tenerife, llegué intrigado pensando en los productos que encontraría y los platos que degustaríamos y conoceríamos.
Ya sentados, compartiendo mesa y una botella de vino blanco más algún refresco, nos esperaba una familia procedente de Bélgica que debía conocer y que causalmente y no casualmente, regentan un famoso restaurante de nombre “Brasserie des Alliès” en un pueblo de aquel país llamado Forest, en Bruselas.
Posponiendo la grabación y sin haber entrado a golisniar por la cocina nos sentamos en la terraza todos juntos y pasó el tiempo entre conversaciones, risas y anécdotas, que hicieron que fuéramos conociéndonos un poquito más y mejor.
No había prisa y si mucha positividad por disfrutar de ese momento y así, disfrutando juntos, era bonito ver a Michel, su esposa y sus hijos compartiendo sus vacaciones con nosotros mientras nos contaban lo duro que trabajan todo el año para venirse a nuestra tierra a desconectar y conectar con un pasado que, hace años, trajo a Michel hasta aquí para comenzar una aventura con la apertura de un restaurante.
Supongo que aquí fue donde la experiencia del contacto con nuestra gastronomía y sus productos, les marcó para que actualmente en su Brasserie ofrezcan, entre sus platos e ingredientes las papas arrugadas, el mojo, los chocos, pescados a la plancha y también la paella como una de sus especialidades. Platos que junto a otros de raíces italianas como la pasta fresca, otra de sus especialidades o el carpaccio, ya sea de carne o pulpo, han logrado que su cocina se caracterice por ser un reflejo de sus vivencias en el que exige calidad en la materia prima y cariño en su elaboración.
Podrán imaginar que poco a poco mejor nos sentíamos y que con las imágenes, ya colectivas, de estos suculentos y grandes platos, empezó a asomarse el gusanito o “gasusa” o “jilorio” por el estómago de los allí presentes.
Se pidió algo para picar y nos ofrecieron tortilla española. ¿Quién se resistiría?. Así que se ordenó y llegó rápidamente bien doradita, compacta y acompañada de unas ruedas de tomate y algo de lechuga pero… ¡Oh, no puede ser!. La tortilla era de paquete, de esas que se compran en el supermercado y que con todos mis respetos, se merecía una explicación previa antes de ser servida y más si, en tu restaurante, decides integrarla entre tus platos.
No hace falta explicar la decepción generalizada después de nuestra conversación sobre hostelería y gastronomía y más aún si teníamos planeado grabar el primer GOLISNIANDO en aquel lugar, en ese maravilloso entorno pegados al mar y con barcos a nuestro alrededor. Aquello no iba a ser posible. ¡Cómo íbamos a recomendarles una “sorpresa” de este tipo!.
Aún así, llenos de buenas intenciones y deseos tal y como éramos los que allí compartimos esa tarde-noche, nos dirigimos a una “nueva casa” de menos de un año de apertura.
El restaurante Varadero Viejo atesora los ingredientes necesarios para ser un éxito además de un regalo para las Galletas que ya le hacía falta a esta localidad. Regentado por el buen hacer de Santi y familia, una fresca y moderna decoración, agradable terraza y con una materia prima de calidad y de preparación casera, sus platos nos hicieron olvidar la “hostelería de garrafón” con platos precocinados o congelados, fritangas y demás sin sentidos que abundan en la zona como ofrecer pizzas congeladas… ¡Qué horror y qué pena!. Es normal que no haya la gente que debería y más aún en estas fechas por la localidad.
Con la barriga llena y el corazón contento gracias a Santi y familia, volvimos a hablar de curiosidades tales como que en Bélgica sólo existen dos niveles de restaurantes, los que tienen freidora y tienen un nivel superior, necesitando un título específico el cocinero en caso de tenerla y los restaurantes que no la tienen, curioso y muy interesante además de irónico dadas las circunstancias.
La jornada término hablando de mejillones y lo diferentes y sabrosos que son en aquellas tierras de la capital europea, de lo importante e imprescindible que para Michel es la publicidad como estrategia de éxito, de la calidad y de cómo comenzó en su Brasserie.
Dicen que las cosas salen como deben y no como queremos y me alegro de que así sea porque siendo positivos la experiencias enriquecen y nosotros terminamos enriquecidos.
Sonrían y muestren su sonrisa y siempre obtendrán motivos para ser felices y alegrar a quien la necesite.
Gracias a las golifionas y golifiones por su tiempo y por hacernos más grandes.
Abrazotes y besotes.