En los últimos siglos, el pensamiento liberal desarrolló una confianza inmensa en el individuo racional. Representó a los humanos como agentes racionales independientes, y ha convertido a estas criaturas míticas en la base de la sociedad moderna. La democracia se fundamenta en la idea de que el votante es quien mejor lo sabe, el capitalismo de mercado libre cree, que el cliente siempre tiene razón y la educación liberal enseña a los estudiantes a pensar por sí mismos.
Hemos visto que en política no funciona, de la misma manera, pues es un error depositar tanta confianza en el individuo racional. Habiéndose demostrado, por expertos en economía conductual y psicólogos evolutivos que la mayoría de las decisiones humanas se basan en reacciones emocionales y atajos heurísticos más que en análisis racionales, adecuadas para afrontar la vida en la Edad de Piedra, resultan tristemente inadecuadas en la Edad del Silicio.
De forma individual, los humanos saben vergonzosamente poco acerca del mundo, y a medida que la historia avanza, cada vez saben menos. Ni que decir tiene lo que Steven Sloman y Philip Fernbach han denominado la ilusión del conocimiento. Creemos que sabemos muchas cosas, aunque individualmente sabemos muy poco, porque tratamos el conocimiento que se halla en la mente de los demás, como si fuera propio.
El mundo está volviéndose cada vez más complejo y la gente no se da cuenta de lo poco que sabe sobre lo que está ocurriendo en la economía, en la política creada por un inepto mentiroso, cínico y traidor a los españoles. Rara vez es consciente de su ignorancia, porque se encierran en una sala insonorizada de amigos que albergan ideas parecidas y de noticias que se confirman a sí mismas, donde sus creencias se ven forzadas sin cesar y en pocas ocasiones se cuestionan.
El problema del pensamiento de grupo y de la ignorancia individual afecta no sólo a los votantes y clientes comunes, sino también a corruptos e ineptos presidentes así como a directores generales. Y lo que está siendo aún peor. El escusado de oro del poder político, sigue distorsionando inevitablemente, la verdad. El poder se dedica cambiar la realidad, con la mentira, en lugar de presentarla como es. Debido a ello, el poder del pensamiento grupal está tan generalizado que resulta difícil romper su preponderancia, aunque las ideas parezcan ser bastantes arbitrarias.
Cuando tenemos un martillo en la mano, todo parece un clavo; y cuando tenemos un gran poder en la mano, todo parece una invitación a inmiscuirse. No nos gustan demasiados los hechos ni tampoco parecer estúpidos. Así el escusado de oro del poder actúa como un agujero negro que deforma el espacio que lo rodea. No les van a convencer sobre la verdad del calentamiento global, cansados de tantas páginas y exposiciones sobre datos estadísticos. Socialista. Sabes menos de lo que crees ¡Actúa!
Yuval Noah Harari, (1976) es profesor de Historia en la Universidad hebrea de Jerusalén. Doctor en Historia por la Universidad de Oxford. Sus libros: Sapiens. De animales a dioses (Debate, 2014) Homo Deus. Breve historia del mañana (Debate, 2016) con más de doce millones de ejemplares. 21 lecciones. Explora nuestro presente (Debate, 2018) ¿Somos capaces aún de entender el mundo político que hemos creado?
Por: Antonio Pastor Abreu – Miembro de la AIPET.