Después de más de tres años y casi siete millones de muertos, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha anunciado este viernes el fin de la emergencia sanitaria por COVID-19 a nivel global. El director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha asumido la recomendación del Comité de Emergencias de la entidad y ha rebajado el máximo nivel de alerta sanitaria, que se decretó el 30 de enero de 2020, un mes después de que se notificasen los primeros casos de coronavirus en China.
El fin de la emergencia sanitaria significa que la COVID-19 ya no cumple los criterios para ser considerada una amenaza grave para la salud pública, con riesgo de expansión internacional y que requiere una respuesta coordinada. Sin embargo, esto no implica que la pandemia haya terminado, sino que se entra en una fase de transición hacia una respuesta a largo plazo, basada en la vigilancia, la prevención y el control de la enfermedad.
Yesterday, the #COVID19 Emergency Committee met for the 15th time and recommended to me that I declare an end to the public health emergency of international concern. I have accepted that advice.
With great hope I declare COVID-19 over as a global health emergency.
— Tedros Adhanom Ghebreyesus (@DrTedros) May 5, 2023
Tedros Adhanom Ghebreyesus ha explicado que esta decisión “ha sido considerada con cautela durante mucho tiempo” y que “si hace falta” no tendrá “miedo en volver atrás”. Además, ha recordado que esta ha sido “mucho más que una crisis sanitaria”, porque “ha llevado a millones de personas a la pobreza” y ha agravado los problemas de salud mental, como la ansiedad y la depresión.
El director general de la OMS ha agradecido el esfuerzo y el sacrificio de los trabajadores sanitarios, los científicos, los gobiernos y las comunidades que han luchado contra el virus. También ha destacado el papel de las vacunas como una herramienta clave para reducir los casos graves y las muertes por COVID-19. Sin embargo, ha lamentado la desigualdad en el acceso a las dosis entre los países ricos y los pobres, y ha instado a aumentar la producción y la distribución equitativa de las vacunas.
Según los datos de la OMS, hasta el 4 de mayo se han administrado más de 1.200 millones de dosis de vacunas contra el COVID-19 en todo el mundo, pero solo el 0,3% han llegado a los países de bajos ingresos. Tedros Adhanom Ghebreyesus ha pedido a los países que compartan las vacunas que tienen excedentes y que apoyen el mecanismo COVAX, que busca garantizar un acceso justo y universal a las vacunas.
El fin de la emergencia sanitaria por COVID-19 se produce en un momento en el que la situación epidemiológica muestra signos de mejora en gran parte del mundo. Según la OMS, en la última semana se han registrado 630.000 nuevos casos y 14.000 muertes por COVID-19 a nivel global, lo que supone una reducción del 80% y del 75%, respectivamente, desde el pico alcanzado en enero.
No obstante, la OMS ha advertido que aún existen riesgos y desafíos para contener la pandemia, como las nuevas variantes del virus, las medidas de relajación prematuras o el incumplimiento de las normas de prevención. Por ello, ha instado a mantener la vigilancia y a reforzar los sistemas sanitarios para detectar y tratar los casos, así como para restablecer los servicios esenciales de salud que se vieron afectados por la crisis.
La OMS también ha recomendado seguir aplicando las medidas básicas para prevenir el contagio, como el uso de mascarillas, el lavado frecuente de manos, el distanciamiento físico y la ventilación. Asimismo, ha pedido a las personas que se vacunen cuando les corresponda y que sigan las indicaciones de las autoridades sanitarias.
La OMS ha señalado que el fin de la emergencia sanitaria por COVID-19 es un hito importante, pero no el final de la pandemia, y que se requiere un compromiso global para seguir luchando contra el virus y sus consecuencias.