El Hospital Universitario Nuestra Señora de Candelaria en Tenerife, vinculado a la Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias, ha implementado un protocolo para el manejo de traumatismos craneoencefálicos leves en Urgencias.
Este protocolo utiliza un biomarcador, un indicador biológico que detecta anomalías en el cuerpo, para identificar daños intracraneales que requieran cirugía urgente y prevenir complicaciones futuras. Desde diciembre de 2022, se han utilizado estos biomarcadores en 606 pacientes.
Este biomarcador debe solicitarse dentro de las primeras 12 horas después del traumatismo en pacientes de 18 años o más. Los profesionales reciben una respuesta en 44 minutos y, si el resultado es negativo, se descarta la lesión intracraneal, permitiendo dar de alta al paciente si su estado clínico lo permite.
El biomarcador tiene un valor predictivo negativo del 100%, lo que significa que todos los pacientes que han dado negativo en este biomarcador han sido dados de alta con la certeza de que no presentan patología intracraneal.
Anteriormente, a los pacientes con factores de riesgo se les realizaba un TAC de forma rutinaria y, si los resultados eran normales, permanecían en observación durante un promedio de 8 horas y 42 minutos. Con este biomarcador, esa estancia hospitalaria se ha reducido en 3 horas y 33 minutos.
Este protocolo introduce en el servicio de Urgencias los biomarcadores neuronales como estrategia para clasificar la gravedad del Traumatismo Craneoencefálico (TCE). De esta manera, el médico de urgencias puede utilizar datos precisos para tomar decisiones, mejorando la optimización y eficiencia de la atención de estos pacientes en urgencias.
Actualmente, existen proteínas que se utilizan como biomarcadores y son altamente sensibles para detectar lesiones cerebrales. El uso combinado de dos de estas proteínas ha demostrado que podría reducir el número de TACs necesarios y descartar lesiones cerebrales en pacientes con TCE leve.
Este trastorno neurológico es el más común a nivel mundial, con una estimación de 69 millones de casos anuales. La patología es difícil de diagnosticar, por lo que se ha invertido en investigación a lo largo de los años para descubrir biomarcadores que permitan una comprensión más completa del trastorno.