Santa Cruz vivió ayer una jornada mágica con la llegada de Sus Majestades de Oriente, Melchor, Gaspar y Baltasar, quienes deslumbraron a más de 250.000 personas, entre mayores y pequeños, que se congregaron en las calles de la capital tinerfeña para disfrutar del esperado desfile y los actos de bienvenida antes de su jornada nocturna visitando los hogares de la ciudad.
El alcalde de Santa Cruz, José Manuel Bermúdez, recibió a los Reyes Magos en el estadio Heliodoro Rodríguez López, donde les entregó la tradicional llave maestra, símbolo de su capacidad para acceder a todas las casas de la ciudad. Este emotivo acto tuvo lugar tras la llegada de los Reyes en helicóptero, un aterrizaje que generó gran expectación y entusiasmo entre los asistentes.
El evento comenzó con una espectacular actuación del reconocido grupo musical infantil Cantajuego, que presentó un show lleno de energía y color. Con su música, hicieron cantar y bailar a miles de niños y adultos, creando el ambiente perfecto para la llegada de los Reyes Magos.
Este espectáculo se convirtió en el preludio de un gran despliegue de magia, con más de 600 bailarines y figurantes que participaron en un brillante y luminoso show, siguiendo un recorrido que llenó de ilusión el estadio, colmado por 18.000 personas que no dejaron de aplaudir y vitorear a Sus Majestades.
Este año, el Heliodoro Rodríguez López registró una de las asistencias más altas de su historia, con una entrada gradual que permitió un acceso cómodo y sin colas desde las 15:30 horas. Aunque es habitual que cada año se agoten las entradas rápidamente, la organización garantizó la seguridad y comodidad de los asistentes, que disfrutaron de una experiencia única.
A continuación, tuvo lugar la tradicional Cabalgata de Reyes, que recorrió las principales calles de Santa Cruz en un despliegue sin precedentes de carrozas, personajes inflables y elementos rodantes. Este año, las carrozas estuvieron adornadas con reproducciones de camellos, creando una atmósfera aún más mágica. Más de mil personas participaron en el desfile, incluidos grupos carnavaleros que aportaron su característico espíritu festivo y alegre.
El recorrido incluyó una zona reservada para personas con movilidad reducida (PMR) en la confluencia de las calles Méndez Núñez y Pi y Margall, y un tramo silencioso destinado a personas con Trastorno del Espectro Autista (TEA), entre las calles Méndez Núñez, Numancia y El Pilar, frente al parque García Sanabria.
La jornada culminó en la Plaza de la Candelaria, donde se celebró el tradicional acto de la adoración al Niño Jesús en el belén instalado en la zona, poniendo el broche de oro a una tarde llena de emoción, ilusión y fraternidad.