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Nueva campaña para recuperar y entender el ingenio azucarero de Vilaflor de Chasna

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Patrimonio Cultural promueve una segunda campaña arqueológica en el ingenio azucarero de Soler en Vilaflor.

La primera excavación en un ingenio de Tenerife, a juicio del equipo de investigación, documenta su similitud con los hallados en Agaete y Guía, en Gran Canaria.

La Dirección General de Patrimonio Cultural impulsa una nueva campaña, la segunda, en el ingenio azucarero de Soler, localizado en el municipio de Vilaflor, a cargo de un equipo dirigido por el arqueólogo Sergio Pou. El yacimiento, a mil metros de altitud, probablemente para resguardar de los piratas el ‘oro blanco’, se asemeja a los ingenios de Agaete y Guía, en la isla de Gran Canaria.

A juicio del equipo de investigación, es tal la importancia de las estructuras, así como la cantidad y distribución de las evidencias arqueológicas que es necesaria esta nueva campaña para recuperar y entender el ingenio azucarero de Vilaflor de Chasna, así como su vertebración funcional y territorial entre la plantación y el ingenio. También se estudiarán los distintos departamentos como el molino, la casa de calderas, la casa de purgar, empaquetado y el sistema de caminos y puerto, sin olvidar una exhaustiva investigación documental.

Se trata de la primera excavación arqueológica de un ingenio en Tenerife, en cuya primera intervención se pusieron de manifiesto algunas estructuras como un horno de teja, cierta estructura principal con muros en forma de L, una especie de base a un posible cubo o molino, una o quizá dos estructuras de combustión y, a un kilómetro de distancia, los restos de un antiguo estanque de agua, además de otras estructuras que por el momento son difíciles de identificar, por lo que se acomete una nueva intervención que estudiará, además, cuestiones documentales, cartográficas y de toda aquella otra índole que, en relación con la historia del antiguo ingenio azucarero de Vilaflor de Chasna, pueda arrojar luz sobre aquella industria y comercio, muy probablemente en el siglo XVI. Es más, esta línea de investigación arqueológica se circunscribe al marco de la arqueología histórica y, especialmente, a disciplinas como la arqueología industrial, campo en el que apenas hay estudios en Canarias.

Solamente en Canarias se han excavado tres ingenios azucareros, dos en la isla de Gran Canaria, y éste en Tenerife. Los próximos y futuros resultados del estudio arqueológico en el ingenio azucarero de Vilaflor también podrían dar a conocer una información vital para esta etapa de la historia de Canarias y del Atlántico, ya que, entre otras cuestiones, nuestras islas fueron capitales en el traslado de técnicas y conocimientos del azúcar del viejo mundo a América. En otras palabras, estudiar este yacimiento de Vilaflor, podría dar indicios y evidencias para comprender no sólo otros yacimientos relacionados con el azúcar en Canarias, sino sobre el ciclo azucarero en los siglos de transición de la Edad Media a la Edad Moderna.

Continuar con el proyecto iniciado en 2019 es necesario para erradicar la escasa información material, estructural, funcional y documental de un ingenio azucarero del siglo XVI. A raíz de esta actuación, la directora general de Patrimonio Cultural, Nona Perera, sostiene que “la investigación de ingenios azucareros es una línea prioritaria para su área, dada la relevancia de esta actividad económica que generó unas consecuencias culturales de primer orden, como el arte flamenco en Canarias y la importación de azúcar por muchos lugares, además de encontrarse en Canarias el ingenio azucarero más antiguo a nivel mundial y también los mejores conservados, en varias islas del archipiélago”.

Primera campaña 2019

La primera campaña aportó datos suficientes para sostener la hipótesis de que Pedro Soler estableció el ingenio en algún momento de mediados del siglo XVI y funcionó varias décadas hasta aproximadamente 1580, cuando se abandonó. También, la documentación pone de manifiesto ciertos negocios de contrabando entre Soler y el pirata John Hawkins. Y de forma anecdótica, se localiza a un hijo de Pedro Soler, Bartolomé Soler, que tras hacer carrera militar en Tenerife, llegó a La Guayra (Venezuela), donde conformó una importante propiedad con un ingenio azucarero. Este sería uno de los primeros ingenios continentales dentro de los dominios castellanos.

En 2019, se decidió trabajar en la estructura principal por dos cuestiones: la envergadura y dimensión de sus muros y por la alta concentración de material cerámico distribuido en sus proximidades. Este material estaba formado por restos de teja, unos pocos recipientes y las llamadas hormas o formas. “Esta última categoría resulta especialmente interesante ya que es una pieza fundamental en los antiguos ingenios azucareros de finales de la Edad Media y principios de la Edad Moderna. Aunque aún es pronto se baraja la hipótesis de que esta estructura contuviera la casa de purgar, que es como antiguamente se llamaba al espacio del ingenio azucarero destinado al refinado del azúcar mediante las hormas”, sostiene Sergio Pou.

La primera intervención arqueológica no llegó al suelo de la supuesta casa de purgar, apenas pudo recuperar y georreferenciar más de 1500 piezas a nivel superficial, pero aunque no se haya llegado a ese nivel, el espacio está salpicado por estos ladrillos de barro, también llamados mazaríes, usados en las antiguas casas de entidad para conformar el suelo. El director de la excavación apunta que “una de las cosas que más sorprende de este ingenio es que historiográficamente ha quedado relegado u olvidado, siendo nombrados en el sur sólo el de Adeje y Güímar, existiendo cierta confusión entre éste de Chasna y el que se quiso construir, que no pasó de proyecto, en Abona, por iniciativa del duque de Medina Sidonia, también en el siglo XVI”. No menos sorprendente es la altitud del ingenio que está asentado en los 1000 metros del altura con respecto al mar. La caña de azúcar no puede desarrollarse a más de 300 metros, y quizá en el sur de Tenerife, por sus condiciones climáticas, a no más de 500. “Es probable que la madera y el agua, elementos fundamentales en un ingenio, sean la causa que explique esta altitud, pero tampoco se descarta que los piratas fueran una amenaza en el sur de Tenerife, y colocar el ingenio hacia el interior y en altura era una medida de protección”.

 

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