Granadilla de Abona celebrará el próximo viernes, 12 de septiembre, la 20º edición de la Ruta Nocturna al Ere del Hermano Pedro, una iniciativa que, tras veinte años, se ha consolidado como una experiencia cultural que une a vecinos y visitantes en torno a la memoria del primer santo canario.
Bajo el lema de este año, ‘Un camino de promesas’, la concejalía de Cultura, dirigida por Carlos Abismael Díaz Barrero, junto con la Comisión de Fiestas de El Médano 2025, anima a participar en esta caminata, que forma parte del calendario festivo de septiembre del núcleo costero. “La Ruta Nocturna no es solo una caminata, es un acto de encuentro y un momento para recordar la figura del Hermano Pedro y de reafirmar nuestra tradición como pueblo”, subraya el concejal.
La 20º edición de la Ruta Nocturna al Ere del Hermano Pedro comenzará a las 21.00 horas en la plaza central de El Médano, desde donde los participantes recorrerán el paseo junto a la playa, el barranco Los Balos y el sendero hacia el Ere, con llegada prevista alrededor de las 21.45 horas. La actividad es gratuita y las inscripciones se abrirán este viernes, 5 de septiembre.
En este entorno natural de gran valor patrimonial, caracterizado por piedra y jable, los asistentes disfrutarán de un espectáculo que combina música, teatro y proyección audiovisual, cargado de emoción y simbolismo.
El concejal destaca que “en esta edición tan significativa queremos poner en valor las promesas que nos vinculan al Hermano Pedro y que nos recuerdan la importancia de la fe, las creencias y el compromiso”.
La programación artística incluirá la representación del grupo teatral Risas y la actuación musical de la Agrupación Folclórica Sentir Sureño, que estrenará una canción dedicada al Hermano Pedro, ofreciendo un momento especial en esta vigésima edición.
La historia también estará presente a lo largo de la ruta. Como señalaba el arqueólogo Luis Diego Cuscoy, “un ere es un abrevadero natural que ya utilizaban los guanches en sus rutas de ganado”. Fue en este mismo lugar donde, hace más de 360 años, el joven pastor Pedro de San José Betancur llevaba a sus cabras a beber, sin imaginar que aquel modesto enclave se transformaría siglos después en un símbolo de devoción y encuentro.