Hoy hablaremos de Playa La Mareta, una costa del municipio de Granadilla de Abona con mucho potencial pero que ha sido víctima del chabolismo. Muchas de las costas tinerfeñas, en especial del sur sufren de las invasiones por chabolas, que no solo arruinan la experiencia del local que viaja con su familia para disfrutar sino que también la del turista que espera encontrar paisajes de calidad.
A 10 minutos del Aeropuerto Tenerife Sur tenemos la Playa La Mareta, un lugar que ha sido escenario para films de cortometrajes y películas del que poco se habla pero que con el tiempo ha ido perdiendo su imagen por la cantidad de chabolas y desechos difíciles de evitar que se encuentran a simple vista.
Los lugareños denuncian que los habitantes de estas chabolas defecan y orinan en cualquier sitio, hacen hogueras en la playa rompiendo árboles y palmeras para conseguir leña.
Además dejan recipientes de cerveza, cristal, traen muebles viejos de la basura. “A veces llevan perros sin collar ni correa cuando el resto de los mortales tenemos que tenerlos vacunados y con chip”. Señala uno de los vecinos.
El acceso más frecuente para ingresar a la playa la Mareta es una calle estrecha con tierra y graba que usualmente deprende un mal olor a causa del excremento u orina, y todo ello limita con algunas viviendas que rodean dicha entrada.
Así mismo nos comentan que “día a día llamamos a la Policía Local de Granadilla de Abona por la invasión de casetas pero ni se les sanciona, ni se les obliga a desalojar las cuevas o quitar las casetas”.
“El barranco del Hermano Pedro también está totalmente invadido ya que se mueven con total tranquilidad, aparentemente al ayuntamiento le da igual, por lo que nos toca movilizarnos a nosotros. Lo único que nos queda es la prensa y presentar una denuncia en SEPRONA”. Añaden los vecinos del núcleo que amablemente declararon en este periódico.
Lo cierto es que en general, muchas de las costas de Tenerife se encuentran invadidas por chabolas, construidas con materiales sacados en su mayoría de la basura que en muchas ocasiones terminan contaminando el mar y la experiencia visual de quienes la visitan.
Sin duda esto representa un grave problema social y de salubridad al que no se le termina de dar una solución definitiva en Tenerife, ya que en las pocas ocasiones en las que se ha actuado, en un breve tiempo las costas son retomadas por nuevas chabolas.
