Por: Ana Boullón Sabín, maestra del CEIP de Montaña Pelada con catorce años de experiencia en la docencia.
Soy una maestra del Educación Infantil en un colegio público del sur de Tenerife y quiero contar como desde los centros estamos viviendo esta vuelta al cole. Transmiten tranquilidad desde las instituciones y nos ponen al frente a tranquilizar a las familias en las reuniones de inicio de curso. Pero tal y como está la situación no voy a mentir a las familias, mi estado de nerviosismo y preocupación me delata ante ellas.
La Consejería asegura que todo está bajo control pero la realidad es bien distinta. Yo en mi colegio mientras preparo la llegada de las pequeñas personitas que van a llenar mi aula, me veo igual que en marzo, a un par de días de empezar las clases.
Lo único que ha variado en mi aula es que me han puesto un expendedor de gel hidroalcohólico en la pared. Y que el centro ha hecho todo lo posible por adaptarse a la realidad de hacer grupos estancos que no tengan relación entre ellos. Pero no hemos recibido ni material ni partida económica para afrontar las medidas de señalización y compra de material pertinente (papeleras con pedal, termómetros, productos de limpieza para la desinfección de materiales…). Tampoco tenemos constancia de que se vaya a ampliar el personal de limpieza para que afronte las tareas de limpieza de baños más constantes, así como de superficies y materiales que puedan ser foco de contagio y que suponen un extra de trabajo para el personal con el que se contaba.
Ante esta situación la Consejería no nos dota de medios de protección. No tenemos derecho a mascarillas ni EPIS en nuestros puestos de trabajo. La Consejería quiere que nuestras economías familiares paguen esos gastos. Además en los protocolos que ha sacado la Consejería cataloga al grupo de docentes de Educación Infantil, junto con el de aulas enclave, así como a todos los especialistas que entren a dichas aulas, como personal en situación de contacto físico estrecho, por lo tanto de exposición de riesgo. Y por ello son las mascarillas filtrantes FFP2 las necesarias para nuestra protección, las cuales son considerablemente más caras que las higiénicas. Pero ellos no nos las facilitan.
La plantilla a día 11 de septiembre está sin cubrir. Faltan dos maestras que se encuentran de baja, una por operación quirúrgica el 31 de agosto y otra por jubilación y aún no hay noticias de que esas plazas se vayan a cubrir. Y dicen que nombrarán a dos personas de apoyo al centro, pero el pasado viernes hemos salido todos del centro sin conocimiento de que esto sea así.
Los padres me han trasladado su preocupación por los llamados “grupos burbuja”. Que se llaman así por llamarlos de alguna manera. Ya que no han sido reducidos un ápice en número. Tenemos exactamente el mismo número que en años anteriores.
Realmente serían GRUPOS BURBUJA reduciendo el número de alumnos por aula a la mitad, eso sí sería realmente eficaz, reduciendo el riesgo de contagio de esos grupos y de sus respectivas familias.
El próximo martes comienzan las clases. Tenemos un responsable COVID en el centro sin conocimientos sanitarios, como ocurre en el resto de los centros que se encargan de coordinarse con el centro de salud más cercano. Hoy al ponerse en contacto con el Centro de Salud éste aun no tenía nada planificado y se sorprendió al indicarles que como el 15 comienzan las clases, queríamos tener una primera toma de contacto para iniciar una coordinación. El Centro de Salud nos responde que no se ha reunido aún para tomar decisiones al respecto.
Pongo el centro donde trabajo como ejemplo, pero lo más grave es que esta situación no es exclusiva de un centro en concreto. Habiendo consultado con docentes de otros centros y funcionarios de sindicatos me trasladan que esto que denuncio a través de esta nota de prensa, refleja la generalidad en toda la Comunidad Autónoma Canaria. Sindicatos consultados para informarme, me comentan que ellos también están desbordados ante tantas quejas y preocupaciones que están recibiendo por parte de toda la comunidad educativa.
Hay equipos directivos que están dimitiendo porque se encuentran con enormes dificultades de gestionar sin apoyo todo lo que se les viene encima. Mientras la ansiedad y la preocupación crecen entre docentes y familias de los alumnos, la Consejería de Educación no hace más que mandar mensajes a los medios de que todo está pensado y controlado.
Queremos hacernos oír y demostrar que esa información no se ajusta a la verdad.
Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a mis compañeros, al equipo directivo de mi centro y a todos los docentes en general por enfrentarse este curso a unas dificultades extremas con los escasos medios con los que contamos. Estamos haciendo todo lo humanamente posible para sacar adelante este curso de la mejor manera.
Hago un llamamiento a la Consejería de Educación para que tome en cuenta estos problemas reales de los que hablo y se plantee seriamente reducir los grupos, ampliar la plantilla de docentes, poner un sanitario y dotar a los centros del presupuesto necesario para afrontar unas condiciones extraordinarias de pandemia.
Ana Boullón Sabín, maestra del CEIP de Montaña Pelada con catorce años de experiencia en la docencia. El Médano 12 de septiembre de 2020.