La romería del Valle de San Lorenzo, una de las más antiguas de la Comarca Sur, llena de alegría y devoción a Arona. La Virgen de Fátima es acompañada por cientos de romeros y romeras hasta el Mirador de La Centinela, donde se disfruta de la música canaria y la participación ciudadana.
El pasado domingo 14 de mayo fue un día de fiesta y devoción para miles de aroneros, aroneras y visitantes que participaron en la romería del Valle de San Lorenzo en honor a la Virgen de Fátima.
Esta tradición tiene sus orígenes en el año 1950, cuando un grupo de vecinos decidió organizar una peregrinación hasta el Mirador de La Centinela para venerar a la imagen de la virgen que se encontraba allí. Sin embargo, no fue hasta 1973 cuando la romería adquirió el carácter popular y multitudinario que tiene hoy en día, convirtiéndose en la romería que representa al Valle del Ahijadero, una de las más antiguas y arraigadas del municipio de Arona y de la Comarca Sur de Tenerife.
La emoción se palpó desde el primer momento en la misa previa a la romería, celebrada en la Parroquia de San Lorenzo Mártir. Los devotos de Nuestra Señora de Fátima se emocionaron al ver salir a la imagen de la virgen a hombros de los portadores, acompañada por el sonido de las chácaras, los tambores y las parrandas.
Todos los romeros y romeras se congregaron en las puertas del templo para venerar a la virgen con flores y aplausos, y prepararse para el camino hasta La Centinela, un lugar de especial significado para Arona y para el Valle San Lorenzo.
Con un cielo despejado y un clima cálido, típico del clima en Arona, 21 carrozas engalanadas con motivos rurales y tradicionales recorrieron los tres kilómetros que separan la parroquia del mirador.
Durante el trayecto, los vecinos y vecinas lucieron sus trajes típicos y acompañaron a la virgen con las canciones y bailes del folclore canario, interpretados por las agrupaciones culturales y folclóricas del municipio. Al llegar al mirador, se hizo la ofrenda floral a la virgen y el párroco bendijo a Arona y sus habitantes, con muestras de devoción y gratitud por parte de los presentes.
Después de compartir un almuerzo con productos canarios como el gofio, el queso, el vino o las papas arrugadas, los romeros y romeras disfrutaron de las vistas del valle desde el mirador, una panorámica impresionante del municipio que abarca desde el mar hasta la montaña.
La fiesta continuó con el regreso de Nuestra Señora de Fátima a la parroquia de Valle San Lorenzo, donde fue recibida con alegría y júbilo. Los aroneros y aroneras siguieron celebrando este día tan especial y esperado hasta la noche, con verbena amenizada por orquestas y grupos musicales.