La iniciativa, que cuenta con un presupuesto de 67.000 euros y se desarrolla en colaboración con Cruz Roja, mejora la calidad de vida y promueve la autonomía de las personas dependientes que viven en zonas dispersas, facilitándoles el desplazamiento en sus actividades diarias.
La consejera insular de Acción Social, Marián Franquet, ha explicado que debido a los buenos resultados obtenidos durante estos años, se está trabajando ya en la ampliación de este programa a otras localidades de la isla.
El Cabildo de Tenerife ha prorrogado recientemente el servicio de acompañamiento a los mayores dependientes de los núcleos rurales más dispersos de las zonas de Anaga y Arico que se encuentran en situación de aislamiento y exclusión social, con el objetivo de mejorar su calidad de vida, asegurar la permanencia en su entorno y promover su autonomía, facilitándoles los traslados para que puedan realizar sus gestiones y actividades diarias.
La consejera insular de Acción Social y presidenta del Instituto Insular de Atención Social y Sociosanitaria (IASS), Marián Franquet, explica que para el Cabildo era “prioritario asegurar la continuidad” de este programa integral de acompañamiento que se presta desde hace años en colaboración con Cruz Roja porque, “de lo contrario, a las personas mayores que viven en estas zonas aisladas les sería prácticamente imposible desplazarse en vehículos adaptados para poder ir al banco, acudir a su cita con el médico o solucionar cualquier trámite burocrático”.
Esta iniciativa, que cuenta con un presupuesto de 66.980 euros y se prolongará hasta finales de 2020, es el “paso previo a un programa bastante más amplio que estamos desarrollando en estos momentos ‒puntualiza Franquet‒, y que abarcará otras localidades de la isla, debido a los buenos resultados obtenidos, primero en la zona de Anaga, que surgió como una experiencia piloto, y posteriormente en el municipio de Arico”.
Acompañamiento a mayores
El programa ‘Acompañamiento a mayores en aislamiento y exclusión social’ que se presta en la actualidad se dirige a una población especialmente vulnerable que, en muchas ocasiones, padece enfermedades crónicas asociadas a la edad y carece de medios económicos y recursos propios para hacer frente a sus necesidades vitales. Todo ello en una situación marcada por la dispersión geográfica de los domicilios y por la complicación añadida de no poder llegar a los recursos existentes en terrenos aislados y abruptos que favorecen aún más la exclusión social.
Además de los traslados en vehículos adaptados, se contempla también la realización de una serie de acciones en pro de la promoción y educación para la salud, ocio terapéutico para el envejecimiento activo, acciones formativas y preventivas, como charlas y talleres específicos y entrega de un pastillero semanal, además de una agenda de seguimiento mediante llamadas telefónicas periódicas o visitas al hogar para conocer la situación de cada persona.