Julio Pérez propone que se reflexione sobre el impacto de la despoblación y la inexistencia de actividad humana en las cumbres de las Islas.
Los equipos de extinción del incendio de Arico, declarado el pasado 20 de mayo en la localidad tinerfeña, realizaron 57.275 comunicaciones radioeléctricas hasta la estabilización del mismo, que tuvo lugar el pasado 23 de mayo. Así lo explicó el consejero de Administraciones Públicas, Justicia y Seguridad del Gobierno de Canarias, Julio Pérez, en respuesta oral en el Parlamento ayer martes.
En las tareas intervinieron casi unas 500 personas que permitieron tener sobre el terreno durante el día unas 250 y entre 90 y 100 por la noche. También se activaron cuatro de los seis helicópteros del Gobierno de Canarias, dejando dos para misiones de rescate y salvamento, uno en cada provincia. Se activó también el helicóptero del Cabildo de Tenerife que tenía prevista su incorporación el día 24 de mayo, y el avión anfibio del Ministerio de Defensa del que se tenía conocimiento que se encontraba haciendo las prácticas anuales en Canarias, aparte de incorporarse otros dos provenientes de la Península. El helicóptero de la Guardia Civil, CUCO, se activó para la misión de coordinación de medios aéreos. El total de descargas de agua fue de 1.374 descargas y cerca de 2,5 millones de litros de agua.
Una de las reflexiones que el incendio suscita, dijo el consejero, es el hecho de que en las más de 3.000 hectáreas afectadas ha existido se ido produciendo en los últimos años, como en otras zonas de las islas, un decrecimiento o retracción de la presencia humana y de la actividad social y productiva, lo que entraña desuso y por ello descuido de las vías de comunicación, caminos y senderos, y aumento de los materiales combustibles de matorral, monte bajo, pincha y otros materiales.
Pérez recalcó que la valoración general que se extrae de los trabajos en esta emergencia es “positiva” ya que el conjunto de las administraciones públicas que trabajaron en las labores de extinción y control lo hicieron “correctamente” tanto “por la cantidad y la calidad de los medios disponibles, como por la rapidez de actuación a las pocas horas de iniciarse el incendio, como por la capacidad en admitir los sistemas de coordinación y mando y control”.
El incendio, que en estos momentos está en fase de extinción, se declaró el pasado 20 de mayo y en ese mismo día pasó a Emergencia Nivel 2, por lo que en ese momento el Gobierno de Canarias asumió la dirección de la emergencia hasta el día 24, cuando se dio por controlado. Ha sido principalmente de suelo, aunque hay alguna afectación a pinar, sobre todo del primer día.
El consejero recordó que se trató de una emergencia “especialmente” complicada debido a la orografía y la meteorología del día ya que en 48 horas la superficie afectada pasó de las 300 hectáreas iniciales a casi 3.000 “sin posibilidad de ataque”. Así mismo, el mal estado del tiempo fue desfavorable para las operaciones aéreas por las fuertes rachas de viento, y también desfavorable para la carga de agua en mar de los aviones anfibios, por fuerte oleaje, motivo por el cual el repostaje de agua se hizo en el aeropuerto de Tenerife Sur. “Pese a todo ello las labores de extinción fructificaron sin daños personales y sin un gran impacto porque de esas 3.000 hectáreas afectadas dentro de los 45 kilómetros, casi un 30% no tuvo daños y el 70% restante los daños son muy limitados”, resaltó Pérez.