El municipio de Adeje ha celebrado hoy 15 de julio la apertura de la vigésimo novena edición de la Universidad de Verano, una cita anual en la que el ayuntamiento de Adeje y la Universidad de La Laguna preparan un variado programa académico de cursos estivales que lleva ya consolidada una larga trayectoria.
Como es habitual en el inicio de este foro, ha tenido lugar la conferencia inaugural, a manos en esta ocasión de la psicopedagoga Mar Romera, centrada en la gestión de las emociones y la consecución de la felicidad.
“Adeje se viste de universidad, y lo hace con especial satisfacción porque después de dos años volvemos a retomar el pulso a esta actividad”, aseveró el alcalde, José Miguel Rodríguez Fraga, quien precisó que debemos trabajar “por un mundo más justo, más ecuánime, más fraternal, donde quepamos todos”.
“Hemos acercado la universidad a este territorio, que siempre había estado lejano”, explicó el mandatario. Señaló que la formación hace falta siempre, incluso en épocas de bonanza económica, cuando el turismo y la construcción han llamado a la puerta de muchos jóvenes, que se vieron tentados por iniciarse en el mundo laboral sin contar con la preparación pertinente.
Este hecho hizo ver que la presencia de la universidad en el sur de la isla tenía que ser constante, prosiguió el alcalde, primero con la Universidad de Verano de Adeje, luego con programas propios de posgrado y el programa de mayores de 50, para finalmente desembocar en el Campus del Sur.
Adeje ya se ha convertido en sede de la EBAU en su convocatoria de junio, lo que resulta de enorme utilidad y permite el acercamiento a una prueba en condiciones más asequibles para la juventud de esta zona de la isla, expuso. UVA, espacio para la reflexión, de forma más relajada fuera del periodo de exámenes.
Estamos en un proceso de apoyo psicosocial a la población más vulnerable que se ha visto especialmente afectada por la llegada de la pandemia. También este hecho se refleja en la programación de este año y en la propia conferencia inaugural, centrada en la inteligencia emocional.
El alcalde agradeció a las empresas que apoyan este evento, calificado por el primer edil adejero como un servicio de calidad. “Que la Universidad de Verano de Adeje sea un momento para recuperar el tiempo perdido y sirva para que todos aportemos a la construcción de una sociedad mejor”.
Por su parte, la rectora del centro académico, Rosa Aguilar, recordó que en tiempos convulsos la política y la academia “no pueden titubear y deben tratar de ofrecer soluciones”. En opinión de la rectora, “asistimos a una época en la que, probablemente de manera interesada, algunos sectores tratan de sembrar dudas sobre la eficacia tanto de las instituciones como de la educación”.
Por ello sostuvo que Adeje es un buen ejemplo de lo que la formación puede hacer por las personas. “La universidad ha sido, históricamente, una de las vías que ha favorecido que las personas pudieran mejorar en sus vidas, ya que a través de la formación han podido acceder a buenos empleos y no solo eso, sino que también les ha servido para desarrollarse como personas consecuentes, críticas y preocupadas por su entorno, ya sea social como natural”, apuntó.
Inteligencia emocional
La clave al éxito es la evolución, el cambio, y eso empieza en la persona, no se hace desde fuera. Con esta premisa abrió Mar Romera su ponencia en Adeje. “Solo las personas en calma entienden que tenemos que evolucionar lo logran”, aseveró. “El cambio desde dentro comienza en la persona, desde el cerebro. Siempre hemos pensado que la razón de lo que nos pasaba estaba fuera, pero no es así”.
“Nuestra visión condiciona nuestra conducta, por eso antes de enfrentarnos a un problema -sugirió Romera- hay que decir desde qué óptica queremos hacerlo. Necesitamos coger en la palma de la mano todos los motivos por lo que vivimos, mirarnos al espejo y reconocer lo que somos. No podemos decir una cosa, sentir otra y hacer una tercera –explicó- tenemos que poner en consonancia todos los elementos”, apuntó la experta.
La incertidumbre es un estado emocional que depende del miedo, que paraliza nuestras acciones, agregó. La ponente se preguntó si realmente estamos tan mal como creemos o como nos hacen ver, al tiempo que consideró pertinente diferenciar el placer, un sentimiento efímero que genera adicción, de la felicidad, más sólida y plena.
“La excelencia emocional se entrena, como un músculo, no se puede tener a los jóvenes siempre en alegría y seguridad y luego pedirles que se adapten a momentos críticos”, alegó. Y por eso consideró que hay que saber enfrentarse a la tristeza, la culpa o el miedo, por ejemplo.
Tenemos que dar cabida a todas las emociones, de tal manera que la emoción decide, y la razón justifica, señaló. “Nunca se motiva con un elemento extrínseco, y por eso incumplimos muchas de las promesas que nos hacemos, porque en realidad no son propias”.
Recalcó que la felicidad se alcanza cuando somos coherentes entre lo que pensamos, lo que decimos y lo que hacemos, y para eso hace falta elegir nuestras propias emociones.