Adeje volvió a mostrar su fervor religioso este domingo, 11 de mayo, en una cita que se repite cada cinco años con la Virgen de la Encarnación, Alcaldesa honoraria y perpetua del municipio. La jornada estuvo marcada por la celebración de la rogativa que dio comienzo al esperado Año Lustral.
A las 9:00 horas, la comitiva partió desde la parroquia de Santa Úrsula y recorrió un itinerario que incluyó ocho paradas antes de llegar a su destino final: la iglesia de San Sebastián, en La Caleta.
El alcalde de Adeje, José Miguel Rodríguez Fraga, aseguró que “hoy es el día en que realizamos la Rogativa a la Virgen de La Encarnación, recogiendo una tradición muy antigua. De hecho, tenemos conocimiento de que, desde el siglo XVI, la Virgen ya transitaba por este camino, el Camino de la Virgen, y los adejeros y adejeras de entonces la acompañaban”.
“Es un día especial, además, porque es un día de encuentro, y especialmente en este año en el que anunciamos las Lustrales. Iniciamos hoy el Año Lustral, que se extenderá hasta la rogativa del próximo año. Será un año bueno, porque desarrollaremos un programa orientado, sobre todo, al encuentro, a hacer pueblo, y a unirnos todos en torno a nuestra patrona, la Virgen que nos ha protegido a lo largo de los siglos y a la que hemos recurrido desde los orígenes de nuestra historia”, señaló.
Para la ciudadanía adejera, prosiguió el alcalde, “la Virgen de La Encarnación es un vínculo de unión con nuestros antepasados y representa el espíritu de un pueblo amable, como es el de Adeje, que siempre acoge a muchas personas. Históricamente, la Virgen ha sido siempre nuestro punto de referencia y de encuentro”.
La Rogativa
La Rogativa volvió a llenar de sentido y emoción el municipio de Adeje en una nueva edición marcada por el respeto a las tradiciones y la participación ciudadana. Antes de comenzar el recorrido, se llevó a cabo una bendición dirigida a las personas asistentes, en un gesto cargado de simbolismo que reafirma una de las costumbres más arraigadas de esta cita anual.
El itinerario mantuvo sus tradicionales paradas en puntos emblemáticos del municipio. La primera de ellas fue en el Cementerio de Adeje, donde se elevaron oraciones en memoria de las personas difuntas del municipio.
La comitiva prosiguió hasta el Portón de la Virgen, un histórico acceso al antiguo camino real que une el casco urbano con la zona costera de La Caleta.
La tercera estación tuvo lugar en la zona conocida como la tosca colorada o la de la Cruz, donde se celebró un encuentro vecinal marcado por la convivencia. En este punto, el colectivo de bomberos Voluntarios de Adeje ofreció una ofrenda sonora y pirotécnica, poniendo el broche a una jornada cargada de significado.
Tras un breve descanso de la comitiva, la peregrinación retomó su curso hacia la cuarta estación, La Era, donde se hizo un alto tras el descenso de la montaña. La quinta parada tuvo lugar en la Piedra, escenario de una nueva pausa dedicada al recogimiento y la reflexión sobre la fe.
El recorrido continuó hasta El Humilladero, sexta estación del trayecto, punto señalado por la tradición como el lugar en el que fue hallada la talla de la Virgen de la Encarnación. En este enclave se vivió uno de los momentos más simbólicos de la jornada: el encuentro entre la imagen de Nuestra Señora y la de San Sebastián, copatrono de Adeje, quien se incorporó a la procesión hasta la iglesia, marcando el cierre de la rogativa.
En torno a las 12:30 horas, al término del recorrido, se celebró la misa en el Templo de San Sebastián. Durante la liturgia se proclamó el Año Lustral, coincidiendo además con el Año Jubilar de la Esperanza. Bajo el lema “Peregrinos de esperanza”, se dio paso a un calendario de actos y celebraciones que se extenderán hasta abril de 2026.
Tras la eucaristía, la jornada continuó en un ambiente de confraternización en la plaza, donde el grupo Toke Latino puso la nota musical con su actuación.
La cita contó con la implicación de numerosos colectivos, entre ellos las adejeras con la Virgen, los porteadores, la Hermandad del Santísimo Sacramento, grupos de catequesis, el cuerpo de bomberos voluntarios y la Policía Local, que prestó apoyo continuo para garantizar la seguridad a lo largo de todo el trayecto.
La imagen de la Virgen de la Encarnación regresó finalmente en vehículo hasta su sede habitual, la parroquia matriz de Santa Úrsula.
