El Mirador de Las Palomas, situado en el litoral de La Enramada en Adeje, ha sido nominado en la categoría de Paisaje en los Premios Arquitectura que concede el Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España (CSCAE).
Estos galardones reconocen intervenciones que destacan por su aportación social, cultural y medioambiental dentro del ámbito arquitectónico y urbanístico.
La actuación fue promovida por el Ayuntamiento de Adeje y ejecutada por el estudio Jiménez Bazán Arquitectos. El proyecto ha transformado un enclave natural de alto valor, ubicado en el entorno de San Sebastián (La Caleta), en un espacio de uso público plenamente accesible y en armonía con el paisaje.
El alcalde de Adeje, José Miguel Rodríguez Fraga, expresó su satisfacción por el reconocimiento: “recibir esta nominación nos enorgullece enormemente, porque lo que buscábamos con la renovación del mirador era destacar la belleza del entorno, rescatar su valor y ponerla a disposición de las personas, tanto residentes como visitantes. Hemos diseñado el mirador para que sea completamente accesible, permitiendo que todas las personas disfruten del paisaje y de esta experiencia única”.
El alcalde también destacó que Adeje ya ha recibido reconocimientos en el pasado por otras intervenciones arquitectónicas de relevancia, como es el caso de la Plaza de España, galardonada en el World Architecture Festival (WAF) dentro de la categoría New and Old, además de haber obtenido el Premio de Arquitectura Manuel de Oráa.
Mirador de Las Palomas, una ventana al Atlántico
La nueva infraestructura, concebida con criterios de integración paisajística, respetando las formas, texturas y colores del terreno original, sustituye las escaleras tradicionales por una rampa accesible con un desnivel del 6 %, lo que facilita el acceso a personas con movilidad reducida.

El itinerario incorpora dos zonas de descanso. La primera ofrece vistas a la playa de La Enramada y cuenta con áreas de sombra, mientras que el recorrido culmina en una plataforma elevada cuyo diseño permite que los límites visuales se fundan con el horizonte, generando una experiencia paisajística de gran calidad.
Para pavimentar el sendero se utilizó hormigón continuo desactivado con áridos de tonalidades similares a las del terreno original. Barandillas y elementos de sombra, también en hormigón visto, refuerzan la coherencia estética del conjunto y aseguran su resistencia al paso del tiempo.
La iluminación se resolvió mediante balizas integradas en el suelo, lo que permitió eliminar elementos visualmente intrusivos y mantener una percepción limpia del paisaje.