La turista afirma que “Cuando tomé la foto, la chica tiraba monedas de 20 céntimos a propósito a ver si el perro miraba, pero solamente movía la pata derecha delantera con temblores”
La mujer muy afectada pide que la policía intervenga ante esta situación para comprobar que el animal no sufre de maltrato y esté bajo los efectos de alguna sustancia, envió a eldigitalsur un artículo de Oscar Rodríguez en el periódico El Confidencial, sobre la utilización de perros drogados para pedir limosna.
“Perros drogados para pedir limosna: la evolución de las mafias de la mendicidad”. Las protectoras avisan de la nueva estrategia para pedir en la calle: utilizar a cachorros para provocar empatía y que los paseantes den más limosna. Se sabe desde hace años que una buena parte de las personas que mendigan en las grandes ciudades forman parte de redes mafiosas. Como si de ir a su lugar de trabajo se tratara, las mafias de la mendicidad transportan en furgonetas a los mendigos hasta las zonas preestablecidas y los cambian de ubicación periódicamente para que las personas que pasean ‘vean rostros nuevos’.
Ahora, estas organizaciones criminales han dado un paso más en su estrategia para intentar empatizar con sus potenciales ‘clientes’: utilizan a perros para que el mendigo dé más pena. Y esto no es lo más retorcido: para que el perro no moleste y se pase el día sentado o tumbado junto a su supuesto dueño, drogan a los animales, de tal forma que no se pueden levantar prácticamente en todo el día. Así lo han denunciado protectoras de animales, que alertan de una práctica muy peligrosa para los animales. Además, aseguran que muchos de estos perros son robados, mientras que otros proceden de Rumanía —lugar de origen de muchas de estas mafias— aunque otros son conseguidos legalmente en las perreras.
Es una de las estrategias que denuncian desde la Asociación Vigilancia Solidaria: las mafias mandan a sus mendigos a las perreras, se hacen cargo de los perros legalmente, con su chip identificativo, y así la policía no se los puede retirar, a no ser que su estado físico sea demasiado malo, como ya ha sucedido en alguna ocasión.