El catedrático de Periodismo de la Universidad Carlos III abrió el curso “Nuevos Populismos, Comunicación y Democracia en la era digital”.
El catedrático de Periodismo de la Universidad Carlos III y actualmente en comisión de servicio en la UNED Carlos Elías Pérez fue el encargado de abrir el curso de la Universidad de Veranos de Adeje “Nuevos Populismos, Comunicación y Democracia en la era digital”. Su ponencia giró en torno al concepto de “contraconocimiento”, un tipo de mensaje que parece estar basado en datos reales pero, realmente, los tergiversa. Algo muy propio de los nuevos medios digitales pero que no escapa a los más tradicionales: “Está demostrado que si la información está sesgada, tiene más vistas”.
Los medios de comunicación han caído en este tipo de práctica porque hay muchísima competencia y han llegado a un punto en el que priman lograr más visitas. Pero el contraconocimiento se difunde especialmente en Internet y las redes sociales. Un caso claro es el de los anti-vacunas. “Publican cosas que da la impresión de que hay algún estudio científico que las desautoriza, pero no tienen en cuenta todos los estudios que son favorables a ellas. Otro caso sería el de la homeopatía”, explica.
El ponente explicó que la diferencia con épocas previas es que los medios tradicionales no se hacían eco de este tipo de enfoques pero hoy en día en las redes sociales cada uno intenta difundir entre sus contactos aquello que sabe que les agrada: hay un sesgo de conformación porque sólo se publica lo que va a gustar desde el punto de vista emocional. “Las noticas, en estos momentos, ya no se considera si son verdaderas o falsas en función de los hechos, sino en función de si gustan emocional y políticamente”.
Elías explicó que este problema llega, incluso, a Wikipedia, lo cual ha llevado a su equipo a estudiar el fenómeno de la edición de esta enciclopedia virtual. “Como yo digo, la entrada sobre “radiactividad” en la Enciclopedia Británica la hizo Madame Curie”, mientras que en esta nueva base de datos puede hacerlo cualquiera: hay un descrédito de la figura del experto. Y, además, se unen los intereses particulares, pues muchas de las ediciones en Wikipedia están realizadas por Community Managers al servicio de determinados personajes, empresas o instituciones. “El problema es que el experto se basa en datos y a veces esos datos refutan tus creencias”.
Por otro lado, el hecho de que cada vez se lean menos los medios de comunicación tradicionales y la gente prefiera buscar en Google provoca que ciertas ideas que antes estaban en el “arrabal de la sociedad”, como puede ser la existencia de los OVNIS o que las vacunas manipulan la mente de los niños, ahora tengan mucha presencia.
Pese a este aciago panorama, Elías no cree que este vaya a ser el fin del periodismo, porque, justamente la figura del informador profesional va a ser más necesaria para “sacar luz” de toda esa información. “El periodista es quien tiene que bucear en datos y no ha de ser neutral: tiene que ver dónde está la razón, y su la razón dice que la tierra gira alrededor del sol, no tiene por qué entrevistar a quien afirme lo contrario. Eso recuerda a la anécdota de cuando Hitler quiso desautorizar a Einstein con un libro que se iba a llamar ‘100 científicos contra Einstein”; su respuesta fue: “Si yo estuviera equivocado, con uno solo me valdría”.
En la actualidad, el presidente americano Donald Trump está continuamente denunciado la existencia de noticias falsas (fakenews) contra él, pero lo cierto es que ha sido su principal beneficiario. “La primera campaña de Obama utilizó las redes sociales y los juegos multi-jugador. La segunda, el Big Data. Y ahora Trump, las fakenews, porque a la gente le da igual, no está buscando la información veraz. Por ello, noticias claramente absurdas como la que afirmaba que Hillary Clinton era adoradora de Satanás tuvieron mucho eco: “Algunas personas para reírse… y otras no”.
Ante eso, es la propia profesión periodística la que debe reorganizarse y dar un paso adelante. Iniciativas como el periodismo de datos, la Fundación Civio, o consorcios profesionales gracias los cuales han salido adelante informaciones como las de los Papeles de Panamá. El consorcio “venden esas informaciones contrastadas a muchos medios, porque es verdad que un periódico en solitario ya no lo puede hacer. Y al haber un consorcio detrás, no median los intereses de un periódico concreto y al publicarse, el medio gana credibilidad y prestigio al medio. Se están creando mecanismos porque son necesarios”.