Por la zona del Centro Comercial Duque Shop en Adeje, un carterista está haciendo el de las suyas desde hace mucho tiempo y la Policía Nacional, muchas veces acude a dicho Centro para hablar con las víctimas, pero en quince o veinte minutos de espera después de llamar, los carteristas tienen tiempo de alejarse y esconderse.
Según algunos Policías Locales, comentan que los carteristas conocen las leyes y saben hasta dónde pueden llegar para que su robo sea considerado un delito leve. Por el mismo motivo, nunca se resisten al ser detenidos. Muchos turistas no denuncian, porque saben que perderán el tiempo y es triste ver como piden en cualquier restaurante que llamen a la Policía o que les deje un vaso de agua, después de haberles robado.
El modos operandis es el mismo, “acercándose un joven, que puede ser de cualquier nacionalidad le ofrece una publicidad de cualquier evento y sin darse cuenta meten las manos en sus bolsillos y roban sus pertenencias”. Son 711.908 delitos de hurto los que se registraron el pasado año en España, lo que supone un descenso del 0,5% con respecto al año anterior, según datos del Ministerio del Interior. Sin embargo, los robos han aumentado en las zonas turísticas de todas las partes de España y de las no turísticas también. Todo ha cambiado a peor de forma descarada y El Tribunal Supremo ha desactivado el endurecimiento de las condenas por hurto en un auto en el que sostiene que hay que interpretar restrictivamente la agravación de las penas aprobada en 2015. Según los magistrados, sería «desproporcionado» condenar a un carterista a prisión cuando los antecedentes sean por delitos leves. La sentencia, afirman fuentes jurídicas, sienta jurisprudencia para que los jueces no lleven a prisión a un delincuente reincidente.
En Canarias, hay patrullas que arrestan a la misma persona cinco veces en quince días y es verdad quién dice que detener a alguien para ver cómo queda en libertad genera frustración y a todos nos gusta que el que roba haga frente a las consecuencias.