Se trata de una de las acciones previstas dentro del compromiso de la entidad dependiente del Cabildo con el Año Internacional del Turismo Sostenible.
Turismo de Tenerife ha apadrinado la devolución de una tortuga boba (Caretta caretta) al mar, una iniciativa que se enmarca dentro de las acciones previstas por la entidad dependiente del Cabildo con motivo del Año Internacional de Turismo Sostenible.
El consejero insular de Turismo, Alberto Bernabé, recuerda que la Corporación insular promoverá este año más de medio centenar de acciones “con el objetivo de sensibilizar a la población sobre la necesidad de armonizar los usos turísticos del territorio insular con su fragilidad”. En esta línea, Bernabé destaca que “convivimos cada día con 150.000 turistas, por lo que es necesario compaginar nuestra materia prima (el clima y el paisaje) con nuestra principal actividad económica, que es el turismo, que además se ha ido incrementando de forma exponencial en los últimos años”.
La suelta se realizó ayer [lunes 5], Día Mundial del Medio Ambiente, en colaboración con ACEST, la asociación que engloba a las empresas de avistamiento de cetáceos de Tenerife comprometidas con criterios de sostenibilidad.
El consejero delegado de Turismo de Tenerife, Vicente Dorta, estuvo presente en la devolución al medio natural de esta tortuga marina para mostrar el compromiso del sector turístico con la protección de la biodiversidad y el papel positivo que el turismo desempeña en la conservación de espacios valiosos y especies silvestres, en consonancia de la apuesta del Cabildo de Tenerife por promover un desarrollo sostenible.
La tortuga, que había sufrido daños severos, pasó un proceso de recuperación supervisado por los técnicos del Centro de Fauna La Tahonilla, dependiente del Área de Medio Ambiente del Cabildo de Tenerife.
De las siete especies de tortugas marinas que existen en el mundo, cuatro son avistadas regularmente en Canarias: verde, carey, laud y la común o boba, la especie del ejemplar devuelto al medio marino.
Esta tortuga es la más fácil de observar, entre otras razones, por su costumbre de reposar en la superficie aprovechando los rayos solares para regularse térmicamente. En ese momento es fácil capturarla, razón por la que se le da el apelativo de tortuga boba.