La ‘Cortaderia selloana’ es una planta introducida de gran porte que llega a alcanzar los tres metros de altura y los seis metros de perímetro.
El Cabildo de Tenerife, a través del área de Gestión del Medio Natural y Seguridad, que dirige la consejera Isabel García, ha eliminado en dos años más de 40 toneladas de Cortaderia selloana, o plumacho argentino, una especie exótica invasora de gran tamaño que fue descrita en Canarias desde 1976 y naturalizada, como mínimo desde 1994. El plumacho se ha ido expandiendo por jardines, cunetas, bordes de caminos y cultivos abandonados, gracias a que puede producir más de un millón de semillas al año.
El Cabildo de Tenerife ha realizado 65 intervenciones centradas en esta especie en toda la isla en los últimos dos años, retirándose más de 1.000 individuos de diverso tamaño. Este laborioso trabajo ha sido desarrollado por cuadrillas de trabajo convencional y por cuadrillas especializadas en trabajos verticales, ya que esta especie muchas veces se desarrolla en lugares con mucha inclinación o con desniveles importantes.
“Las especies exóticas invasoras son uno de los principales riesgos ambientales en islas, y siendo consciente de ello trabajamos con intensidad porque algunas afectan a la estructura de nuestros ecosistemas desplazando a especies locales y disminuyendo su biodiversidad, lo que los hace más sensibles a las alteraciones y posibles agresiones”, indicó Isabel García, consejera del área, que añadió que estas especies “el paisaje distorsionándolo, además sirven de refugio a otras especies invasoras, favorecen los incendios al generar mucho combustible y por si fuera poco, además, pueden agravar los problemas humanos de alergias al producir polen en grandes cantidades”.
Gracias a este intenso trabajo del área de Medio Natural, actualmente, el Parque Rural de Anaga, por ejemplo, está libre de esta especie, al no tener ninguna alerta activa. No obstante, las zonas de actuación se siguen revisando para controlar los posibles rebrotes o nuevas germinaciones desde semillas.
Esta especie suele mantenerse en jardines ornamentales donde alcanza tamaños impresionantes de más de tres metros de altura y seis de perímetro, desde ahí se propaga por zonas removidas como bordes de carreteras, ayudada por el viento llegando así a las áreas más sensibles. Otro de sus lugares predilectos son los cultivos abandonados, o que pasan años sin uso, en estos encuentran el suelo removido y rico. En pocos años ocupan y modifican una importante área, lo que suele producir, en muchos casos, el abandono definitivo de la labranza. Es muy importante la vinculación ciudadana para alertar de las que se encuentran en jardines y zonas urbanas aledañas, dónde muchas veces pasan inadvertidas.