El pasado sábado, 30 de junio, en el marco de la celebración de la carrera, se ha soltado al mar una tortuga recuperada por el Centro de Recuperación de Fauna Silvestre de La Tahonilla.
Loro Parque Fundación y la carrera Dialprix Blue Running han aunado fuerzas de cara a la cuarta edición de este evento, que se ha celebrado el pasado sábado 30 de junio, con el objetivo de concienciar a la población sobre la necesidad de proteger a las tortugas marinas de las Islas.
De cada inscripción, 3€ han sido donados al proyecto de recuperación y protección de las tortugas marinas en Canarias y, además, en el marco de la celebración de la prueba, se ha soltado al mar una tortuga recuperada por el Centro de Recuperación de Fauna Silvestre (CRFS) de La Tahonilla.
El evento, que se compromete en cada edición con alguna causa social o medioambiental, ha sido una cita perfecta para los amantes de la naturaleza, al dedicar todos sus esfuerzos a sensibilizar a corredores y público sobre la necesidad de proteger el entorno natural. Este año, por ejemplo, no se han entregado vasos de plástico y se ha instado a utilizar recipientes propios y rellenarlos cuantas veces fuera necesario, evitando, así, la contaminación de los océanos con plásticos –una causa con la que la Fundación mantiene un firme compromiso desde sus inicios-.
Recuperación y suelta de un ejemplar de tortuga boba
La tortuga boba (Caretta caretta) que ha sido devuelta al mar el pasado 30 de junio fue rescatada por personal del Cabildo de Tenerife, que la encontró hace algo menos de un mes en el sur de la Isla, flotando, deshidratada y con algas en el caparazón. Acto seguido fue trasladada al CRFS de La Tahonilla, donde se le diagnosticaron problemas respiratorios y se le puso tratamiento. Finalmente, el ejemplar ha cogido fuerzas en el Acuario de Loro Parque en su última semana antes de volver al mar.
La situación de Canarias en el centro de la Macaronesia hace que, cada año, un gran número de tortugas juveniles transiten al norte del archipiélago en su gran migración por todo el Océano Atlántico Norte. Y, precisamente, el giro subtropical del Atlántico Norte, que circunscribe la ruta migratoria de las tortugas marinas, es uno de los lugares de acumulación de enormes islas de plástico, un material que afecta a los animales marinos enormemente, ya sea por absorción de sustancias tóxicas asociadas o provocando oclusiones intestinales mortales. Aunque, desafortunadamente, los organismos marinos deben enfrentarse también a otros residuos altamente perjudiciales, como las redes abandonadas, los sedales y otros aparejos de pesca, que pueden causar ‘enmallamientos’ accidentales con consecuencias muy graves.
Es por eso que Loro Parque Fundación, como parte de su compromiso con la protección y la conservación de las especies del medio marino, lleva a cabo el proyecto ‘Bienestar y conservación de la tortuga boba (Caretta caretta)’, con el que busca aumentar el conocimiento de la especie y, así, desarrollar programas de suplementación de poblaciones que recuperen el rango de distribución histórico en el Atlántico Noroeste.