La Dirección General de Patrimonio Cultural realiza el primer catálogo de litófonos y bucios de la isla, con la intención de ampliar este estudio a todo el archipiélago.
Hasta ahora nunca se había hecho una investigación en profundidad de este tipo de yacimientos arqueológicos en Canarias.
El uso de las piedras para producir sonidos en Canarias se ha realizado desde la época aborigen. Se cree que estas rocas fueron utilizadas por los antiguos canarios para producir sonidos de diferentes tonalidades con fines musicales o comunicativos. Tenerife, como el resto de las Islas Canarias, posee entre sus yacimientos arqueológicos este tipo de rocas naturales conocidas como fonolitas y basaltos pero nunca se han investigado en profundidad ni inventariado de forma específica.
Ante esta situación, la Dirección General de Patrimonio Cultural realiza el primer catálogo de litófonos de Tenerife. Este inventario pretende poner en valor y dar a conocer estos yacimientos arqueológicos que han quedado olvidados, sin apenas mención, más allá de aparecer en algunas cartas arqueológicas. En este sentido, la empresa especializada Divulgación Inmersiva, ha georeferenciado 16 litófonos y bucios en toda la isla, a través de una investigación bibliográfica y toponímica que ha permitido encontrar nuevos yacimientos de estas características y tenerlos ubicados y fichados en los catálogos arqueológicos.
Los litófonos se pueden encontrar a lo largo de la geografía de las islas conformando paneles rocosos o como piedras sueltas. Hasta el momento se han situado en el mapa 16 litófonos de diferentes tipologías solo en Tenerife. Por un lado, los litófonos como tal son aquellos que producen sonido por percusión, o sea, a través del golpeo, y los denominados aerófonos o bucios, crean el sonido soplando por un orificio.
En cuanto a su dispersión, los litófonos de Tenerife se encuentran sobre todo en la franja sur de la Isla, desde la punta de Anaga hasta la Punta de Teno, pasando por el Parque Nacional de El Teide y lo más llamativo de esta georefenciación es que “son zonas donde la potencialidad económica se basa en el pastoreo, por lo que también podrían estar relacionados con esa actividad económica”, contempla el director del proyecto y arqueólogo Iván González. Hecho que fundamenta que estas rocas naturales de una sonoridad muy característica hayan sido utilizadas como elementos de comunicación, y como elementos rituales por los aborígenes canarios.
Con el fin de conservar y tener en cuenta esta realidad arqueológica, la directora general de Patrimonio Cultural, Nona Perera, considera que al “inventariar todos los puntos de litófonos y bucios conocidos para hacer un análisis espacial” gracias a la etnoarqueología, “nos va a dar claves para la utilidad o el papel protagonizado por la población aborigen de estos yacimientos”. Además, la Dirección General de Patrimonio Cultural quiere que este proyecto se amplíe “a todas las islas porque la población aborigen de todas ellas, utiliza estos recursos naturales para comunicarse, para llamar al ganado o para otras muchas funciones que iremos desvelando a través de las fuentes que estamos usando”. A pesar de que en “algunas cartas arqueológicas están recogidas estas unidades, no se ha abordado su estudio específico, todas en conjunto, de todas las Islas Canarias”, recalca Perera, la cual visitó varios litófonos y bucios de Tenerife junto con el equipo de trabajo.
Ahora bien, “la búsqueda de litófonos no es fácil”, asegura el CEO de Divulgación Inmersiva, porque aunque se trate de elementos situados en paneles rocosos, hay muchas piedras con referencias patrimoniales en Canarias pero no todas suenan, por eso la toponimia, las fuentes orales y la bibliografía son tan importantes. Nombres de lugares como “campana”, “campanilla”, “bucio”, etc., dan información muy valiosa sobre la existencia de litófonos, por eso la topografía es sin duda el criterio principal para hallar cada de uno de estos yacimientos. Cabe destacar que estos son los nombres que adquieren tras al conquista, por lo tanto se infiere que ha habido un uso histórico de ellos, motivo por el cual las fuentes orales son clave para localizarlos, ya que los informantes conocen las zonas en las que pudo existir o existe algún tipo de litófono. Otro requisito para localizarlos es la existencias de yacimientos arqueológicos cerca, por ejemplo, grabados rupestres, y como no, que tengan marcas de uso, “existen litófonos con unas marcas de desgaste brutales que además tienen una sonoridad tremenda”, destaca el arqueólogo.
La investigación, que se encuentra ya en su última fase con la elaboración de la memoria tras haber realizado la fase de investigación y trabajo de campo, busca incorporar los litófonos a nuestro legado patrimonial como un elemento más de nuestra pasado aborigen. Al rescatar esta parte de nuestra historia, que no se había atendido como corresponde, “va a servir para que la población la conozca” porque a partir de ahora, “los litófonos ya van a estar incorporados” en la divulgación arqueológica, siendo “algo muy bueno para la educación de las nuevas generaciones que van a saber lo que es un litófono y también interpretarlo dentro de un contexto aborigen”, concluye González.
Sin duda, este estudio impulsa el conocimiento sobre los litófonos en Canarias y abre una necesaria línea de investigación para analizar su utilización por parte de la población guanche, en este caso.