Más de 30 establecimientos que abrieron en 2020 en la Isla tras el primer estado de alarma se han visto abocados de nuevo al cierre por las grandes restricciones de la pandemia de COVID-19.
Apenas el 35,9% de las camas turísticas asociadas a Ashotel en la isla de Tenerife se encuentran abiertas actualmente, a pesar de que las ocupaciones son muy bajas, en muchos casos por debajo del 20%, por lo que muchos establecimientos no tienen la seguridad de mantener su apertura en las próximas semanas y los que resisten abiertos no tienen opción de planificación alguna en un escenario de absoluta incertidumbre. Del total de 90.560 camas asociadas en Tenerife, están abiertas en total 32.579 frente a 57.981 que están cerradas.
Por zonas, el sur de la isla cuenta con el 35,7% de las camas abiertas, el 30,1% en el norte y el 67,9% en la zona metropolitana, cuyo modelo de negocio no es el turismo vacacional, el más afectado por las grandes restricciones al mercado de los viajes de los principales mercados emisores, con alta incidencia de la pandemia de COVID-19. El modelo del área metropolitana presta servicio principalmente a profesionales de negocios, empresas, actividades portuarias, delegaciones deportivas, entre otros, que mantienen, aunque notablemente reducida, su actividad.
En la siguiente tabla se detallan los datos de las camas turísticas asociadas a Ashotel, que se derivan de la encuesta telefónica realizada entre los días 12 y 13 de enero de 2021 entre los establecimientos asociados en la Isla.
Por establecimientos alojativos asociados, la situación varía ligeramente. Tanto en el norte como en el sur de Tenerife, la industria alojativa tiene una alta dependencia del turismo europeo, principalmente de británicos y alemanes, cuyos países aplican en la actualidad importantes restricciones a la movilidad de sus conciudadanos desde finales del año pasado por el incremento de los contagios de COVID-19. Junto a estos, otros mercados de temporada invernal como el escandinavo también han aplicado restricciones a la movilidad a sus nacionales hacia Canarias por los datos de incidencia acumulada.
En esta segunda tabla se detallan los datos relativos a los establecimientos alojativos asociados a la patronal hotelera, según la citada encuesta telefónica.
Además, la inestabilidad del mercado provocada por esta crisis sanitaria ha abocado a 34 establecimientos a cerrar de nuevo en los últimos meses en Tenerife, tras reabrir al decaer el primer estado de alarma a finales de junio. Durante el verano algunos establecimientos se animaron a abrir sus instalaciones y empezaron a recibir clientes; sin embargo, la coyuntura del mercado no mejoró lo esperado por la mala evolución de la pandemia y a partir de septiembre comenzaron a cerrar.
Con el inicio de la temporada alta turística en las Islas, a principios de noviembre, muchas empresas apostaron por abrir, tras más de seis meses cerradas. El decreto del Gobierno de Canarias que a finales de octubre reguló la llegada de turistas con pruebas de diagnóstico negativas de COVID-19 abrió un escenario más esperanzador. Sin embargo, las noticias de mayores restricciones en Gran Bretaña y Reino Unido que se sucedían casi a diario ya en diciembre provocaron incluso que hoteles que optaron por abrir se vieran obligados a cerrar apenas en el plazo de un mes. Hubo algún caso incluso de un establecimiento hotelero del sur de Tenerife que apenas estuvo abierto una semana. Los establecimientos turísticos que han apostado por seguir abiertos, aun con ocupaciones muy bajas, realizan actualmente enormes esfuerzos por mantenerse abiertos.
“La temporada de invierno, la más fuerte en Canarias, la damos prácticamente por perdida, a pesar de que habíamos puesto mucha esperanza en ella; ahora ponemos las miras principalmente en el próximo invierno, aunque desde verano podamos iniciar el proceso de recuperación, si bien estaremos en un escenario de mayor competencia”, explica el presidente de Ashotel, Jorge Marichal, quien confía en que el proceso de vacunación en toda Europa se complete lo antes posible y se pueda contar con esa inmunidad de rebaño que dé seguridad a residentes y turistas.
Para quienes consideran que es posible una recuperación antes de Semana Santa o en torno a esas fechas, hay que tener en cuenta que el frío es un aliado para la expansión del virus y que la apertura de un hotel –con lo que ello supone– no puede hacerse para un solo mercado o sujeto a los vaivenes de la evolución de los índices de contagio. Es necesario iniciar cuanto antes la recuperación pero que sea estable y creciente, no en forma de montaña rusa.