Noticias Tenerife “Se nos pide dar la vida y se nos da bien poco”: Suboficiales exigen condiciones dignas durante los actos del DIFAS

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“Se nos pide dar la vida y se nos da bien poco”: Suboficiales exigen condiciones dignas durante los actos del DIFAS

Suboficiales denuncian salarios bajos, horas extra sin pagar y riesgo profesional sin reconocimiento, pese a su papel clave en emergencias

La ASFASPRO revela la precariedad laboral en las Fuerzas Armadas y tacha de "quiméricos" los planes de Defensa

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Coincidiendo con la semana por la celebración del Día de las Fuerzas Armadas en Canarias (DIFAS), la Asociación Profesional de Suboficiales de las Fuerzas Armadas (ASFASPRO) ha intentado levantar sin éxito —a falta de respuesta del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife— su propia carpa en la Plaza Weyler de la capital para contar “lo que el Ministerio de Defensa no cuenta”.

En un duro y detallado discurso, su presidente, Miquel Peñarroya, ha desgranado la “cruel realidad” de un colectivo que se siente elogiado en público pero abandonado en la gestión de sus derechos laborales más básicos.

“Los militares hemos sido protagonistas por nuestro brillante papel durante la pandemia, el volcán de La Palma, la DANA en Valencia, incendios, nevadas y terremotos”, explica la asociación, cuyos esfuerzos han sido reconocidos por los medios de comunicación y la sociedad en general. Sin embargo, denuncian que “la ministra Robles ha sido incapaz de solucionar ni uno solo de nuestros graves problemas”.

Sin pago por horas extra y con sueldos “a la cola”

El primer frente de la denuncia es el económico. ASFASPRO califica de “parche” el reciente aumento de 200 € brutos, asegurando que para muchos “se quedan en la mitad tras el descuento del IRPF”. Este incremento, afirman, no resuelve el problema de fondo: unos salarios “a la cola de la Administración” y muy alejados de los de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.

Pero la precariedad, según detallaron, va mucho más allá. “Llevamos más de veinte años sin que los militares profesionales seamos tratados como verdaderos profesionales”, denunció la asociación, revelando una de las quejas más sangrantes: “No se retribuyen las horas extra, los servicios, las guardias ni las maniobras”.

A esta situación se suma la dificultad para conciliar y una compensación por insularidad “escasamente compensada económicamente”, un agravio especialmente sensible en Canarias.

Una profesión de riesgo no reconocida con cifras alarmantes

Uno de los puntos más destacados fue la reivindicación de ser reconocidos como profesión de riesgo. La asociación señaló la paradoja de que “lo primero que se enseña al entrar en filas es el uso de las armas”, pero que luego no se reconozca la peligrosidad inherente a la profesión —ni los desactivadores de explosivos, ni los buzos, ni el personal de vuelo—.

Sostienen que esta falta de reconocimiento oficial contrasta con la de otros colectivos que, aseguran, no sufren la misma siniestralidad laboral. Para demostrarlo, ASFASPRO expuso una estadística demoledora:

• Cada 2 días, un militar es herido o accidentado en acto de servicio.
• Cada 3 días, uno es declarado “apto con limitaciones”.
• Cada 9 días, uno pasa a retiro por acto de servicio.
• Cada 22 días, se produce un muerto en acto de servicio.

Por ello, exigen medidas concretas como la aplicación de coeficientes reductores para la edad de retiro y la posibilidad del pase voluntario a la reserva a los 58 años.

Carrera profesional bloqueada y familias rotas

La denuncia también se centró en el desarrollo profesional y personal. ASFASPRO acusa al sistema de “escamotear el grado universitario específico militar a los suboficiales”, a pesar de que su nivel de responsabilidad y formación, aseguran, es equivalente. Igualmente, critican que no se facilite a la tropa la obtención del título de Técnico Superior.

En el plano personal, la movilidad geográfica forzosa es descrita como un factor que “destruye familias”. Los militares, con sus bajos sueldos, se ven trasladados a destinos donde no hay suficientes alojamientos logísticos —mucho menos para sus familias— y donde el mercado del alquiler es inasumible. “Y no es por falta de suelo urbanizable propiedad del Ministerio de Defensa, que se permite facilitarlo a los ayuntamientos”, matizan.

Planes de futuro “quiméricos” y pérdida de efectivos

La asociación de suboficiales ha arremetido duramente contra el recientemente aprobado ‘Plan Industrial y Tecnológico para la Seguridad y la Defensa’, señalando que, una vez más, se ha perdido la oportunidad de dotar de condiciones dignas al personal militar.

En esa línea, critican la “técnica de dedicar buenas palabras y de reconocer al personal como el primer pilar de la defensa”, cuando la realidad presupuestaria muestra una asignación “escasa del 6,48% que no permite resolver nada”.

Los suboficiales también cuestionan el anuncio de un aumento de 7.600 militares, calificándolo de “quimérico”. “¿Quién va a venir conociendo las nefastas condiciones profesionales de los militares?”, se preguntan, pronosticando que no solo no se alcanzarán esas cifras, sino que las Fuerzas Armadas seguirán perdiendo efectivos.

ASFASPRO lleva años defendiendo que solo es posible mejorar el reclutamiento con una carrera y retribuciones dignas. La pregunta es clara: “¿Dónde está el quid pro quo? Se nos pide mucho, hasta dar la vida en cumplimiento de la misión, y se nos da bien poco” [poca paga, muchas horas de servicio, poco reconocimiento académico].

Para la asociación, “con palabras huecas, por bonitas que sean, ni con medallas gratuitas que acaban siendo abalorios, se reconoce de manera digna la profesión militar ni el sacrificio de quienes la desempeñan”.

El mensaje final de la Asociación Profesional de Suboficiales de las Fuerzas Armadas es contundente: “Necesitamos más hechos y menos palabras”, sentencian.

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