Tras años de investigaciones y de reivindicaciones por fin se reconoce legalmente, la relación entre los efectos nocivos de las pantallas digitales y los daños retinianos.
Cientos de millones de trabajadores que utilizan pantallas durante la mayor parte de su jornada laboral están en riesgo, aunque la mayoría no lo sabe. Ya en 2015 The Vision Council, reconocía que el 72 % de la población desconocía los peligros asociados a la luz de alta energía o luz azul.
El desprendimiento de retina se produce cuando ésta se desgarra dentro del ojo y el líquido que existe en la cavidad vítrea traspasa la retina. Es una afección muy grave y repentina que puede acabar con daños permanentes para la visión del afectado.
La mayoría de afectados suele ver destellos luminosos, formas irregulares flotando, pérdida de visión y visión borrosa que aparece de forma abrupta. Sin embargo, existen otra serie de graves dolencias retinianas como la degeneración macular, que son acumulativas y donde el afectado no suele ser consciente hasta que es demasiado tarde.
Si bien el desprendiendo de retina puede intervenirse quirúrgicamente si esta se daña gravemente no existe curación posible. Éste es el principal elemento que desconoce la mayoría de las personas. Por el momento, es imposible recuperar la visión cuando la retina se daña gravemente y actualmente tampoco se puede trasplantar. La única opción posible para reducir los riesgos retinianos es prevenir ya que, de momento, no se pueden curar. Los datos de protección son demoledores: sólo 1 de cada 200 trabajadores protege la retina con medios científicamente probados de los efectos de la luz que emiten las pantallas, lo que se traduce en que aún, millones de personas de todo el mundo carecen de la protección necesaria aunque se vean obligados a trabajar delante de ellas.
Desde septiembre de 2013, la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y Reticare vienen alertando de la gravedad de la situación. Sin embargo, todavía no se ha creado un debate serio y público sobre cuáles van a ser las consecuencias que el uso de las pantallas tendrá para nuestros ojos y cómo podemos afrontar estos riesgos. Vivimos en la creencia de que las pantallas LED son inocuas, pero en los últimos 10 años sus emisiones en la zona tóxica para la retina son 5 veces superiores a anteriores tecnologías.
Cada día aparecen nuevos casos de personas con serios efectos provocados por las pantallas y el hecho de que la sentencia del Tribunal Supremo reconozca que el desprendimiento de retina sufrido por una administrativa delante de su pantalla de ordenador sea considerado como accidente laboral (suceso) y no proceso, hace que se reconozca una realidad con la que convivimos pero que desgraciadamente se desconocía. Por ello “es imprescindible abrir un debate antes de que sea demasiado tarde con el fin de adecuar el uso de la tecnología con las limitaciones de nuestro cuerpo y mente”, señala al respecto Nilo García, CEO de Reticare quien destaca además que, “a los que conocemos los efectos nos sorprende la poca atención que prestamos a nuestros ojos, especialmente cuando los riesgos que corremos son de daños acumulativos, irreversibles, permanentes e incurables”.
También apunta que “la ciencia ya ha demostrado que existe un grave riesgo para la retina y lo que es más importante, que ya es posible protegerse si se utiliza la tecnología adecuada. Casi medio millón de personas ya lo han hecho, entre ellas algunas de las empresas más importantes, aunque la mayoría de instituciones y compañías todavía no son conscientes del grave riesgo que corren sus empleados. Todos los datos indican que esta tendencia está cambiando de manera muy positiva”.
En 2017 se presentaron en el Colegio de Médicos de Madrid y en RCC- Harvard (Cambridge) los resultados de los experimentos que corroboraron que es posible proteger la retina con Reticare. Pruebas realizadas con animales de laboratorio expuestos a tablets sin el protector de pantalla Reticare provocaron la muerte del 23% de sus células retinianas. Con el protector de pantalla Reticare no se produjo muerte celular relevante.
Una sentencia histórica
El Tribunal Supremo crea jurisprudencia al reconocer que el desprendimiento de retina sufrido por una administrativa delante de su pantalla de ordenador es un accidente laboral, al tratarse de una lesión producida en lugar y tiempo de trabajo. Una sentencia que anula la anterior dictada por el Tribunal Superior de Justicia de Galicia que declaró que su incapacidad temporal derivaba de una enfermedad común.