El Cabildo de Tenerife ha aprobado una subvención de 500.000 euros destinada al Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife para facilitar la expropiación de los terrenos donde se encuentra el edificio abandonado de Añaza. Esta medida es fundamental para avanzar en la demolición de la estructura y en la recuperación paisajística del entorno costero.
La inversión total prevista para esta actuación asciende a tres millones de euros, que incluyen los 500.000 euros aportados por el Cabildo y los 2,5 millones concedidos por el Gobierno de Canarias.
La presidenta del Cabildo, Rosa Dávila, destaca que esta colaboración permitirá desbloquear un proyecto muy esperado por el barrio. “Apoyamos este proyecto con una aportación directa que facilita la expropiación del suelo y allana el camino para transformar el entorno”, señala.
Dávila resalta además el compromiso del Ayuntamiento encabezado por el alcalde José Manuel Bermúdez, quien “ha liderado con determinación una propuesta que va a devolver vida y dignidad a este tramo de costa”.
La presidenta añade: “Desde el Cabildo lo apoyamos con firmeza porque es una actuación necesaria, se trata de devolver a Añaza un espacio que pertenece a su gente, una parte del litoral que nunca debió perderse y que podrá ser vivida, disfrutada y cuidada por sus vecinos”.
Asimismo, Rosa Dávila subraya que el proyecto que impulsa el Ayuntamiento trasciende la mera demolición del edificio. “Esta actuación es el primer paso para hacer realidad un gran proyecto que va a cambiar por completo esta parte del litoral de Añaza”, afirma. “Lo que se quiere hacer es muy sencillo de explicar, recuperar este espacio para las personas, devolver el acceso al mar a los vecinos y transformar una zona abandonada en un lugar natural, cuidado y seguro”.
La consejera de Medio Natural, Sostenibilidad y Seguridad y Emergencias, Blanca Pérez, destaca que “esta colaboración entre administraciones permite dar un impulso definitivo a un proyecto muy esperado por los vecinos y vecinas del barrio”.
El Ayuntamiento de Santa Cruz tiene previsto completar la expropiación durante 2025, para posteriormente licitar la demolición de la estructura. El tiempo estimado para la ejecución de los trabajos es de 36 meses, por lo que la obra podría concluir entre 2027 y principios de 2028.
El propósito de esta intervención es recuperar ecológicamente la zona, restablecer el acceso al mar y reemplazar una construcción deteriorada por un espacio natural y seguro. Esta iniciativa se enmarca en los principios de la nueva ley de restauración de la naturaleza y en la estrategia insular destinada a proteger y valorar el litoral.
El proyecto incluye la creación de zonas verdes, áreas para paseos y convivencia, así como una plataforma marítima denominada La Mareta, que permitirá habilitar una zona de baño segura. Además, se contempla la conexión con el futuro paseo litoral, la preservación del patrimonio arqueológico del área y una visión a medio plazo para su integración en los sistemas de movilidad sostenible del municipio.
El edificio, inicialmente proyectado en 1973 como un hotel de lujo con 741 apartamentos distribuidos en 22 plantas, vio sus obras paralizadas en 1975 debido a irregularidades urbanísticas, problemas financieros y la ausencia de permisos definitivos.
Desde entonces, la estructura ha permanecido abandonada durante casi 50 años, ocupando entre 35.000 y 40.000 metros cuadrados. Se ha convertido en una mole fuera de contexto que rompe con el paisaje litoral y, además del impacto visual negativo, supone un riesgo real para la seguridad de la zona.