En una extensa reunión de trabajo con Rafael Yanes, Diputado del Común, Oscar Izquierdo presidente de FEPECO y Fernando Vega, miembro de la Junta Directiva de la Patronal de la Construcción, le expresaron la enorme inquietud del sector empresarial local, por la falta de eficacia, rapidez y operatividad de las Gerencias de Urbanismo y Oficinas Técnicas Municipales, donde casi todos los empleados públicos están en teletrabajo, “lo que dificulta que se tramiten con agilidad y en el plazo establecido de tres meses, la concesión de licencias de obras mayores”.

Explican que el tiempo medio para obtener una licencia, “si hay suerte”, es de año y medio desde que se presenta la solicitud en el ayuntamiento correspondiente, “llegando incluso a más de tres años de espera, sin que nadie asuma responsabilidades, ni los políticos, por un lado, ni los funcionarios, a los que parece que el tiempo no les importa, porque cobran igual a fin de mes, incluso con un plus de productividad que nadie controla”.

Los representantes empresariales le comunicaron al Diputado del Común, que “la Administración Pública Canaria es fallida, artificial e inútil. Incapaz de gestionar los distintos expedientes, en los tiempos oportunos, con la rapidez necesaria y la prontitud que merecen los millones de euros que están esperando encima de las mesas de los funcionarios o de los sofás de los que están teletrabajando”.

Además agregan que “Se está incumpliendo sistemáticamente los derechos de los ciudadanos y de los empresarios, con la dejadez estéril de sus funciones y obligaciones de servicio público”.

En ese sentido explican que “En Canarias no hacen falta más leyes, ni más normativas urbanísticas, sino cumplir, en tiempo y forma, las que están vigentes”. Por ello, FEPECO tramita ante el diputado del común, las demoras indebidas en la concesión de licencias de obra mayor.

Así mismo, FEPECO expresó públicamente su agradecimiento al Diputado del Común, Rafael Yanes, por su enorme interés en mejorar la situación de las licencias de obras mayores, siendo un ejemplo de una Administración que ayuda y no obstaculiza una realidad claramente injusta.

Junto a él, había un equipo de verdaderos profesionales, técnicamente y humanamente muy capacitados, que se implicaban personalmente en sus funciones de apoyo al ciudadano, y que contribuían a resolver muchos asuntos atascados, en la burocracia descompuesta que padecían.

A partir de entonces, los empresarios de la construcción que tenían retrasos en la concesión de licencias, a través de FEPECO, podían presentar sus quejas ante el Diputado del Común, para conseguir desbloquear el “cuello de botella creado por una Administración desorganizada, anárquica y sin rumbo alguno”.