La Asociación de Viticultores y Bodegueros de Canarias (AVIBO) aboga por la unidad del sector vitivinícola, en sintonía con la demanda del Gobierno de Canarias a los sectores platanero y turístico.
Esta asociación, única del sector con implantación regional en nuestro Archipiélago, busca de esta manera aunar fuerzas para afrontar los retos de futuro.
La Asociación de Viticultores y Bodegueros de Canarias (AVIBO), en sintonía con las últimas iniciativas del Gobierno de Canarias en aras a la unidad del sector platanero y turístico, aboga por la unión del subsector vitivinícola como única vía para asegurar la proyección de nuestros vinos tanto en los mercados interiores como exteriores y como única forma de defensa efectiva del sector.
En una época de retos como la que encaramos, en la que 2018 inicia un periodo de debate y negociación sobre la futura Política Agraria Común (PAC) – que marcará el nuevo marco de ayudas para el próximo septenio -, AVIBO demanda del Gobierno de Canarias que abogue también por la unión del subsector vitivinícola, que representa el segundo en superficie de cultivo de nuestro Archipiélago, como única vía de mantener la fuerza del mismo en los mercados interiores y exteriores y defender los intereses de los viticultores y bodegueros canarios.
Asociación de Viticultores y Bodegueros de Canarias AVIBO
AVIBO se constituyó como Asociación en el año 2007, integrando en su seno casi la totalidad de un sector, el vitivinícola, que hasta esa fecha no había contado con voz propia.
AVIBO agrupa, en la actualidad, el 80% de la producción vitícola de las once Denominaciones de Origen del Archipiélago, al encontrarse todas y cada una de ellas representadas en la Asociación. Entre sus fines sociales originales figuraba el complementar el desarrollo económico y social de sus socios, objetivo que culminó con la creación en el año 2012 de la Denominación de Origen Protegida Islas Canarias, de la cual AVIBO es su Órgano de Gestión.
Entre los objetivos actuales de AVIBO se encuentran el consolidar el mercado regional para poder afrontar la comercialización internacional; ser la marca común que permita proyectar un vino tan singular como el canario en los mercados exteriores y beneficiar a todos sus viticultores integrados con la posibilidad de vender su uva en todo el Archipiélago, sin perder la diferenciación del origen como un factor de calidad.