El Observatorio de Delitos Informáticos de Canarias quiere unirse al Día Internacional contra el Bullying, celebrado el dos de mayo de cada año, con el objetivo de erradicar el acoso infantil, tanto dentro como fuera del ámbito de Internet, ya que no se considera una “chiquillada” cuando el niño está siendo sometido a ofensas o humillaciones, reiterada e intencionalmente, por parte de otro alumno y, que se sienta atemorizado por el hostigamiento sufrido por estas continuas agresiones físicas y verbales, los cuales incidirán en el comportamiento del niño si no se ataja a tiempo.
Estos tipos de acosos o agresiones esporádicas sufridas por el niño suelen ocurrir habitualmente en el ámbito escolar donde, por desgracia, suelen ser llevadas a cabo no por un agresor sino por varios de ellos. Este comportamiento grupal de los agresores es debido a que atacan al eslabón más débil de la cadena para convertir al niño en víctima y hacerle blanco de sus vejaciones, conllevando a que la víctima no sea capaz de reaccionar ante el acoso sufrido y, del mismo modo, sea incapaz de pedir ayuda dentro del mismo ámbito escolar por temor a que las represalias contra éste vayan en aumento, quedando en una situación de inferioridad respecto al agresor o agresores.
Con el tiempo, las consecuencias del acoso escolar repercuten en el desarrollo del niño haciendo que se infravalore y se considere diferente al resto. Provocando que aparezcan traumas psicológicos, tales como, miedos, fobias, pensamientos negativos, …; repercutiendo claramente a la hora de tener una vida social por su baja autoestima emocional, causando que el niño tenga una conducta triste, insegura y tímida que tienen pocos o ningún amigo. Estos tipos de comportamientos de “aislamiento”, dificulta la convivencia con los demás niños llevando a situaciones de depresión, ansiedad, problemas psicosomáticos, trastornos emocionales, …; de la que lamentablemente muchos niños no son capaces de soportar, quitándose la vida.
Ante la señal de alerta de Bullying, tanto padres como profesores, deben hablar con el niño para hacerle ver que se tiene la intención de ayudarle, mostrando su empatía al niño tratando que se sienta seguro al hablar y dándole a entender de qué manera pudiera ayudarle a afrontar la situación de acoso escolar. Hay que darle a entender que la culpa no es suya y que debería pedir ayuda cada vez que fuese agredido, tanto física como psicológicamente, por los compañeros de clase. Una vez que se esté al corriente de la situación, el colegio tiene que decidir las medidas se van a tomar, y así, poder minimizar el impacto que el acoso repercute en el niño.