Los aceites industriales usados que se generan en talleres de automoción o industrias, entre otras actividades, deben ser extraídos y almacenados para evitar fugas y derrames debido a su alto poder contaminante, debiéndolos entregar posteriormente a un gestor de residuos autorizado. Gracias a estas buenas prácticas, durante el pasado año SIGAUS, el Sistema encargado de gestionar este residuo peligroso en España, pudo atender su recogida en 3.053 establecimientos de 85 municipios canarios, de los que el 36% se ubican en zonas rurales donde existen importantes valores naturales a proteger.
El aceite industrial se consume en numerosos ámbitos empresariales, desde talleres de vehículos e industrias, hasta sectores como el transporte, la construcción, o cualquier actividad en la que haya máquinas, engranajes, turbinas o compresores que requieran el uso de lubricantes para refrigerar, aislar o disminuir la fricción entre piezas. Desde el pequeño generador de energía de un hotel hasta la nevera industrial de un restaurante. Debido a esta diversidad de usos, la generación de aceites usados resultantes se da de forma muy fragmentada y dispersa en el territorio.
Durante el pasado año SIGAUS recogió en Canarias una cantidad bruta de 5.726 toneladas de aceites usados, más de la mitad (el 56,5%) procedente de talleres de vehículos. El volumen de aceite usado recuperado se trata de una cantidad mayor que la cantidad de residuo que finalmente es tratado, ya que incluye grandes cantidades de impropios, como agua o sedimentos. Sustancias que, durante el pre-tratamiento, han de separarse para facilitar su gestión final y que, de no gestionarse correctamente, podrían tener un elevado impacto ambiental.
Valores naturales a proteger
En el entorno rural, SIGAUS recogió aceites usados en 31 municipios, que suponen el 36% de los municipios totales donde se fue a recoger, y en ellos se recuperaron 396 toneladas de residuo, que representan el 7% del total recuperado. Generalmente, se trata de zonas alejadas de los centros urbanos, lo que exige una compleja logística y donde la recogida es especialmente importante por el riesgo ambiental que se evita, ya que la mayoría de espacios protegidos se encuentran en este medio.
Gracias a un servicio de recogida de gran capilaridad, SIGAUS llega a zonas del territorio en las que reside poca población y están muy alejadas. Durante el pasado año, se recogieron aceites usados en 6 establecimientos ubicados en municipios a más de 1.000 metros de altitud, que generaron casi 5 toneladas de residuo. Para atender a estos puntos productores se tuvieron que realizar recorridos de 57 km de media.
Impacto ambiental
El aceite industrial usado es un residuo que, por su toxicidad, su escasa biodegradabilidad y sus efectos sobre la salud y el medio ambiente, es considerado peligroso y muy contaminante. Los vertidos incontrolados provocan efectos nocivos sobre el agua y la tierra, y su combustión incontrolada conlleva la emisión a la atmósfera de gases tóxicos (con cloro, plomo…), con efectos muy negativos, poniendo en riesgo la supervivencia de especies vegetales y animales, que en algunos casos están en peligro de extinción.
Por ello, desde el punto de vista ambiental, es especialmente importante la recuperación del residuo en establecimientos que se ubican dentro de espacios protegidos, donde el riesgo es aún mayor. En estos entornos durante el pasado año se recogieron 1.158 toneladas de aceites usados, que se generaron en 639 establecimientos (como instalaciones que se encuentran en paradores de turismo, empresas de gestión de agua, clubes náuticos…), ubicados en 76 municipios con espacios protegidos.
La intervención de SIGAUS cobra su máximo sentido en la recogida en zonas donde habitan especies en peligro de extinción. En Canarias existen actualmente 59 especies en peligro de extinción que habitan, en algunos casos, a tan sólo un perímetro de 10 km de distancia de establecimientos que generan aceites usados, y a las que hay que proteger del impacto negativo de este residuo peligroso. Se trata, por ejemplo, de aves como el Pinzón azul (Fringilla teydea polatzeki), el Halcón tagarote (Falco pelegrinoides), o reptiles como el Lagarto canario moteado (Gallotia intermedia) entre una amplia variedad de especies de aves, reptiles y flora vascular.
Beneficios de una correcta gestión
La cara amable de este residuo contaminante es que bien gestionado ofrece importantes beneficios ambientales, haciendo posible el ahorro de materias primas, energía y reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. Las buenas prácticas de los establecimientos que generan aceites usados hace posible que el residuo, una vez limpio de impropios, sea 100% aprovechado, ya sea como nuevas bases lubricantes o como combustible para uso industrial.
La cantidad neta finalmente gestionada y valorizada por parte de SIGAUS en Canarias fue de 5.723 toneladas. Una gran parte del aceite usado, 4.316 toneladas (el 75,4%), se destinó a regeneración, un tratamiento prioritario en la gestión de los aceites usados que permite extraer aceites base utilizados en la fabricación de nuevos lubricantes. La cantidad destinada a este tratamiento permitió devolver al mercado 2.875 toneladas de lubricantes, una cantidad que podría servir para el llenado del cárter de 710.000 turismos, el equivalente al 66% del parque móvil de turismos de Canarias. En términos medioambientales, este tratamiento de los aceites usados hizo posible evitar la emisión a la atmósfera de 12.950 toneladas de CO2.
Los aceites usados que no fueron aptos para ser regenerados se trataron para su posterior valorización energética. El producto resultante es un combustible de uso industrial utilizado en centrales térmicas de generación eléctrica, cementeras, papeleras, equipos marinos, etc., evitando con ello la utilización de otros combustibles tradicionales como el fuel óleo. A este tratamiento se destinaron el pasado año 1.407 t que permitieron la generación de una energía equivalente a 15 GWh, como la consumida por el movimiento de todos los trenes del Metro de Madrid durante 15 días.